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LA SERPIENTE DEL PARAISO ISSN 0123-2185 "La sublimación del ser es un divino ideal para todos aquellos que recorren el sendero de la regeneración y de la espiritualización" IVAN DARIO QUINTERO
INTRODUCCION En éstos momentos críticos para la humanidad en curso, los conocimientos que muestran el sendero de la espiritualización, dan solución al problema más complejo de la especie humana: el uso de la energía procreadora, que puede ser generadora, regeneradora o degeneradora, según la manera como cada quien utilice ese intrínseco poder de la naturaleza y de la vida. Quien recorre el sendero espiritual, marcha directamente por el camino que conduce a la comprensión del uso correcto de ese poder que genera la especie, pero que degenera al hombre cuando abusa de él. El señor Jesús dijo: "Creced y multiplicaos". Es crecer en consciencia, en sensibilidad, en imaginación y en acción fecunda, aprovechando la energía no utilizada en el deber conyugal, y multiplicarse en el proceso afectivo y responsable de la generación. Todo en la naturaleza tiene una connotación polar que podríamos llamar sexual. En los minerales se presentan las reacciones químicas gracias a la polaridad que presentan los iones, siendo unos de polaridad positiva o cationes y otros de polaridad negativa o aniones. El ejemplo más característico se tiene en el caso del agua, H2O, cuyo maridaje la constituyen dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno. Todos los elementos químicos para transformarse en los compuestos que constituyen la materia, necesitan de su capacidad de enlace. En los vegetales surge la función sexual que facilita el proceso de reproducción, aunque existan casos de reproducción asexual. A medida que la escala biológica progresa, en los animales la evolución se torna cada vez más dependiente de la función sexual. El ser humano el animal pensante, sensciente y amante, está íntimamente ligado a la sexualidad. Incluso desde antes de la concepción se piensa en si el hijo que se va a engendrar será varón o niña y en la mayoría de los casos, durante la gestación también se están generando estereotipos en relación con el nonato. La Serpiente del Paraíso estudia el camino por medio del cual el ser humano puede regenerar su naturaleza, sublimando la energía no utilizada en el altar de la generación de la especie.
LA SERPIENTE DEL PARAISO
En el Génesis, a lo largo de los primeros capítulos, Dios está constantemente emanando, generando o construyendo diferentes estados de evolución. Cuando en Gén.1.26 dice: "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza", en la persona de Dios se expresa la palabra "Hagamos", lo cual implica que no se está refiriendo a una entidad independiente, sino a una colectividad. Con esa palabra, se refiere a une serie de Jerarquías creadoras o guías de la humanidad, que son las encargadas del proceso de perpetuación de las especies en todos los reinos de la naturaleza, pero muy especialmente en el campo humano, y no a aquella consciencia logóica conocida por las religiones como Dios, Lo Absoluto, la Siempre—Existente—Esencia o como se dice en oriente: Aquello, por lo indefinible, porque aquel poder Unico y Eterno del Universo, tiene tal como los presidentes de un país, sus diferentes ministerios jerarquizados, con el fin de permitir que los distintos procesos evolutivos, cósmicos y naturales, vayan facilitándose a través del espacio—tiempo. A estas Jerarquías y no a un Dios único e indiferenciado (razón de ser de todo en el Universo), se refiere el texto bíblico, al decir: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza". Esta es la llamada "Jerarquía Angélica" o Elohim como se diría en hebreo. Igualmente, ocurre con la sentencia del Gén.1.27. en donde se lee: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó". Al decir primeramente "lo creó; varón y hembra", en un momento en el que cosmogenésica y antropogenésicamente sólo había creado al hombre, se podría explicar como lo hace el esoterismo que el ser llamado Adán era hermafrodita. Son las palabras escritas categóricamente en los primeros capítulos del Génesis, que debiéramos realmente estudiar y meditar para llegar a un relativo entendimiento de estos preciosos conocimientos que los antiguos han legado para una humanidad que quiera verdaderamente espiritualizarse. Esta jerarquía, mal traducida como Jehová—Dios, en el texto bíblico antiguo, está escrita en el original en arameo como Elohim, palabra que representa a un ser andrógino, es decir, que tiene en sí mismo la doble polaridad: lo masculino y lo femenino. Esta jerarquía, Elohim, dio la oportunidad a la Mónada o chispa divina para producir —al momento de penetrar el espíritu en la materia— el fenómeno de la generación de las especies. Al decir "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", y crear a Adán, no se refiere a Adán como una persona como entidad separada, sino a una colectividad, andrógina como espíritu, análoga a los Elohim y también hermafrodita. Esta era la humanidad primitiva que hace millones de años comenzaba su devenir evolucionario dentro de la materia—forma, con el fin de ir educiendo una relativa consciencia y adaptándose mejor a las diversas condiciones de vida que se mostraban en este planeta. Para comprobar el aserto de este tópico, de que Adán no era una sola persona como hombre diferenciado, sino la humanidad hermafrodita, encontramos que más adelante en Gén.2.18, se dice: "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él". "Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar" Gén.2.21. "Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre" Gén.2.22. Esto se refiere a la polarización de los sexos que ocurrió hace millones de años en la prehistoria. La humanidad actual está evolucionando en la quinta raza raíz, llamada por los esoteristas raza aria. La anterior raza raíz o cuarta, fue conocida como raza atlante, de la cual hizo referencia Platón, como extinta con el continente del mismo nombre, unos nueve mil años antes de su época. La tercera raza raíz, de la cual la ciencia oficial algo intuye, pero desconoce, fue la raza lemur. En aquella raza, la humanidad comenzó su devenir evolutivo, dentro de un cuerpo denso y era categóricamente hermafrodita, según los anales de la tradición Rosa—Cruz, investigados en los registros akâshicos o memoria de la naturaleza, por clarividentes adiestrados. Esa humanidad naciente tenía la posibilidad de engendrar por sí misma, pero era una humanidad totalmente inconsciente, en donde la mente, como posibilidad relativa de actualizar consciencia, no había comenzado aún su actividad, puesto que el telencéfalo que nos relaciona conscientemente con el entorno y que tiene que ver con los lóbulos frontales del cerebro, no estaba aún desarrollado, proceso que se fue dando a lo largo de millones de años. La humanidad no tiene algunos cientos de miles de años de evolución, sino varios millones de años. La ciencia esotérica expresa que evolucionando en el cuerpo físico tenemos alrededor de 16 millones de años. Los fósiles de aquellas épocas fueron destruidos, porque la Tierra al evolucionar fue cambiando su relieve geográfico, debido a las fuerzas tectónicas o modeladoras del relieve. Por lo tanto, al desaparecer los continentes en donde evolucionó primitivamente la humanidad, desaparecieron también los fósiles y la ciencia actual no puede encontrar remanentes tan antiguos para conocer la historia de la humanidad. ¿Cómo es que los esoteristas conocen esta historia? Existen una serie de trabajos legados por los antiguos y guardados en algunos Templos de los Himalayas. Allí existe una genealogía del hombre. Los esoteristas también utilizan otro método para investigar el pasado; son sus facultades clarividentes o ultravidentes, que les permiten ver hacia atrás en la "memoria de la naturaleza" la historia del tiempo, para desentrañar cada uno de los procesos históricos, que el hombre fue atravesando hasta lograr el estado que hoy conocemos. La tercera raza raíz llamada Lemur, en sus principios fue bisexual. Es esa humanidad la que se conoce como Adán. Posteriormente vino la separación de los sexos y ese simbólico "sacar la costilla", representa el costado, que es la palabra original (costado y no costilla) es decir que había que dividir esa polaridad para que el ser en evolución, el Ego, la Chispa Divina, la Esencia Espiritual, como ser andrógino que Es, pudiera manifestarse a través de encarnaciones sucesivas, como varón y como mujer. Esto dio origen a que algunos pseudo—ocultistas postularan la teoría de las "almas gemelas", diciendo que como allá, en la remota antigüedad, fuimos separados como hombre y mujer, debemos tener por lo tanto un alma gemela, aquella que fue separada como polaridad nuestra. Esta teoría de las "almas gemelas" le ha hecho mucho daño a la humanidad, porque ha dado la disculpa y la facilidad a algunas personas de fuerte tendencia psicosexual, a estar cambiando continuamente de pareja, lo cual no ha hecho más que aumentar el dolor y los problemas sensoriales, emocionales y psíquicos de la humanidad. Aquel proceso no originó un "alma gemela", que si puede llegar a existir cuando dos personas encarnadas en cuerpos opuestos, masculino y femenino (que son complementarios), se han armonizado en diferentes encarnaciones hasta tal punto que logran encontrarse tanto en el mundo físico como en las regiones suprafísicas, al dejar su cuerpo en aquel proceso mal llamado muerte, que no es muerte sino cambio de estado y de plano. Es así como van formando el androginismo espiritual, la armonía que les lleva a convertirse en almas gemelas. Pero no es que tengamos necesariamente un "alma gemela", porque nos cansaremos de buscarla. Lo que debemos es armonizarnos con nuestra pareja y si la amamos, que ese amor transcienda la materia densa, para que sea un amor ideal, un amor espiritual. Es amar el alma, aunque el cuerpo sea absolutamente indispensable para la procreación y perpetuación de la especie y también para la complementación psico—fisiológica y espiritual que debe haber en ese proceso maravilloso del matrimonio. Por eso dice en Gén.2.24: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne"; pasaje que se refiere exactamente al maridaje espiritual que debiera existir entre los cónyuges. En la cuarta raza, ya la humanidad se había diferenciado en sexos. Había nacido la alegórica Eva. Es en este momento evolutivo, cuando inicia la historia en donde la Biblia habla de "La Serpiente del Paraíso". Se dice que la divinidad "puso al hombre en el Edén" y en el "hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal" Gén.2.9, y le dice al hombre: "De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" Gén.2.16.17. Transcurrió la vida simbólica de esa pareja. Vivían en plenitud y paz espiritual; para ellos no existían enfermedades, desasosiego, tristeza, angustia, dolor ni problemas de ninguna índole. Pero llegó el momento en el cual surgió la Serpiente. La simbólica serpiente del paraíso, que la encontramos en todas las religiones, en todos los cultos y en todas las tradiciones culturales del planeta. Y le dice la serpiente a Eva: -"¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?" Gén.3.1. -"Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis" Gén.3.2,3. -"Entonces la serpiente dijo a la mujer: No, moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" Gén.3.4. Eva observa el fruto: lo prueba, ve que es agradable a la vista y al gusto. Se lo ofrece a Adán, quien también toma de ese fruto … En ese momento se dan cuenta que están desnudos y corren a cubrir su desnudez con hojas de higuera. Son símbolos maravillosos. ¿El hecho de comerse una fruta, puede hacer que el ser humano se de cuenta de que está desnudo? ¿Por qué una serpiente le da ese conocimiento maravilloso a unos seres superiores a ella en evolución? ¿Por qué una hoja de higuera? Porque es un símbolo fálico relacionado en las diferentes culturas con la fuerza procreadora de la especie. Y la serpiente tentadora, astuta, representa el despertar de esa energía. El árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal que se encuentran en el centro del paraíso, están exactamente en el centro de nuestro cuerpo, porque allí se encuentra el sitio que proporciona la vida y la experiencia. Si miramos nuestro cuerpo desde la cabeza hasta los pies, la mitad de esa medida da exactamente en el centro generador. Allí se encuentra la vida fisiológica en su aspecto substancial como "árbol de vida", y en su aspecto energético o psíquico—espiritual como "árbol de la ciencia del bien y del mal" (o árbol del conocimiento). La semilla maravillosa llamada zoospermo, es exteriorizada para que comulgue con la semilla femenina llamada óvulo. Es el árbol de la vida fisiológicamente hablando, porque da la vida; se encuentra en el centro del paraíso, en el centro del jardín del Edén y es árbol del conocimiento como energía. En el árbol de vida como substancia subyace un principio energético especial y muy poderoso el cual se desplaza instantáneamente a nuestros músculos cuando caminamos, corremos o hacemos ejercicio o se dirige hacia nuestro cerebro para permitirnos coordinar los pensamientos y todos los fenómenos mentales o va al centro magnético del corazón para que se verifiquen los procesos maravillosos de la sensibilización, del amor, de la bondad y del altruismo o llega a los órganos abdominales para permitir el normal funcionamiento de nuestro aparato digestivo o bien se focaliza en las glándulas endógenas, permitiendo con la actividad hormonal que el hombre pueda manifestar toda la magnitud y grandeza de su evolución. Como dice el texto bíblico, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento, tienen sus raíces en el mismo sitio. Es el árbol de la vida, cuando se exterioriza la semilla para permitir que Egos expectantes puedan renacer, y es el árbol del conocimiento, cuando la fuerza que subyace en la semilla (no malgastada en las locuras eróticas del instinto y de las pasiones de la raza), se sublima y se desplaza como energía hacia los centros del cerebro, para permitirnos pensar y ser conscientes, al corazón para despertar el sentido espiritual del amor o hacia los centros abdominales para desarrollar la acción fecunda en el mundo tridimensional. Ojalá cada vez mayor número de jóvenes y adultos lograran tener acceso a este maravilloso conocimiento: la fuente de la vida y de la sabiduría subyacen en la sublimación de la energía procreadora. Los Rosacruces consideran esa energía, como Santa y Divina, porque saben que es parte inherente de Dios, de las energías Cósmicas, de lo Absoluto, la cual se convierte en Substancia—Vida, para permitir la existencia de microorganismos, vegetales, animales y humanos, para que la vida prosiga su evolución. El abuso de esa función degenera al ser humano y le convierte en un ser irresponsable, inconsciente, incapaz de manejar sus emociones y de controlar su vida personal. ¿Cómo no correlacionar la energía progenésica con nuestra vida y nuestra inteligencia? Es la energía que ha sido entregada por los padres en el momento de la procreación al hijo, la que le dará todas las posibilidades físicas, emocionales, mentales, sensoriales y conscientivas. Si la unión fue de naturaleza espiritual, si hubo amor; si existió verdadero calor divino en sus almas, esos niños así engendrados serán sanos, bellos, inteligentes y perfectos. Habrán aprovechado el mayor caudal progenésico que los padres les entregaron en ese momento cumbre de la procreación. Pero si la unión fue pasional, predominando el instinto, cuán distintos serán los hijos así engendrados. Niños enfermos física y moralmente, serán el resultado del abuso de una función que la humanidad no quiere ver como santa y divina. Luego viene el momento de la adolescencia, cuando surge esa energía con una fuerza inusitada, que se manifiesta en el magnetismo maravilloso de la joven y del joven que quisiera devorar al mundo, que se siente el campeón de la fuerza, de la energía y del coraje, para él no existen problemas ni ambigüedades, siente que todo lo puede realizar. Y observemos el anciano decrépito, que ha abusado inconscientemente de esa fuerza a lo largo de su vida, cómo se encorva, cómo arrastra sus pies, como se ha marchitado totalmente y ya no tiene el vigor, el carácter y el poder viril para continuar su sendero; entonces está cansado y decimos que está "chocheando". Vemos también que ese anciano lloriquea, ya no tiene el valor ni el carácter de años atrás, cuando fue un joven impetuoso o un adulto viril. Esa energía como poder hormonal entra en actividad en la pubertad y se acrecienta con la adolescencia. La voz del joven se torna mas grave, indicando que hay una relación intrínseca entre el centro generador y el centro del lenguaje. En el anciano, la voz se quiebra, se va volviendo disfónica y débil por el abuso de esa energía a lo largo de la vida. En la adolescencia vemos cómo la niña se torna magnética, agraciada, maravillosa, preciosa, divina y digna de ser admirada por todo varón que categóricamente se sienta como tal. La fuente de la divinización del ser humano está en la admiración mutua de la otra polaridad de la existencia. El hombre debe admirar la belleza de la mujer en todos los momentos de la vida; rendirle culto porque es la manifestación de la divinidad hecha substancia—vida, en la forma femenina. El varón como centro de acción, de energía, de poder y de virilidad, debe ser admirado por la dama consciente que quiere conocer realmente los misterios de la vida y comprender que la evolución tiene como finalidad que el hombre y la mujer, en un maridaje de armonía espiritual, canalicen Egos espirituales, grandiosos y divinos a través de la generación. ¿Cuál es el secreto para engendrar hijos sanos, bellos y perfectos? La respuesta está en cómo nos acercamos al altar de la procreación y en cómo el Adán y la Eva simbólicos, se acercan a consumir el fruto del árbol de vida. Si la unión es espiritual, si hay mística y amor verdadero, los hijos que se engendren, serán realmente maravillosos. Pero si además esa pareja se ha preparado, si mutuamente se rinden culto místico, si respetan la energía progenésica y le rinden culto espiritual, los Egos que engendren serán extraordinarios, de aquellos que muy de tarde en tarde encarnan, como Jesús, Krishna, Budha, Platón, Pitágoras, Maestros de la ciencia, la música o el arte, que no renacen a cada momento porque la humanidad ha caído en un plano psicosexual, instintivo, que le ha alejado del verdadero sentido de la vida espiritual. Cuando Adán y Eva se dan cuenta que están desnudos y cubren su desnudez, oyen que Jehová Dios, ha llegado al jardín a darse un paseo por entre los árboles de ese campo (cosa muy simpática, porque entonces estaríamos pensando en Dios como una persona, no como la Esencia Cósmica que es), como se lee en Gén.3.8: "Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba entre el huerto y el hombre y la mujer se escondieron...". - "Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?" Gén.3.9. - "Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí" Gén.3.10. - "Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que yo te mandé no comieses?" Gén.3.11. - "Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí" Gén.3.12. - "Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí" Gén.3.13. - "Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida" Gén.3.14. ¿Podría llegar a aceptar nuestra lógica y nuestra inteligencia que Dios, el Arquitecto del Universo, la Sabiduría Cósmica se dedicara a maldecir una serpiente y a obligarla a desplazarse arrastrándose como si su constitución morfológica y anatómica le permitiera otro modo? -"Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" Gén.3.15. El calcañar es el talón y es un símbolo tan antiguo como el hombre en relación con el centro germinal o generador; tiene que ver con el deseo, con la erótica y con el instinto. Es también el conocimiento dejado en la mitología griega como el "talón de Aquiles". Dice la tradición que todos tenemos un "talón de Aquiles". Es aquel punto de nuestra naturaleza interna en donde somos mucho más permeables, mas débiles. El talón de Aquiles de la humanidad es la esfera psicosexual; por eso la serpiente ha de "morder inexorablemente el talón de la mujer", porque ella siente con mas intensidad la fuerza instintiva, aunque racionalmente no sea consciente de ello. La serpiente del paraíso se refiere al instinto psicosexual y no a un reptil. El instinto es indispensable para que la raza y las especies no desaparezcan; atrae lo femenino a lo masculino y al conjugar sus cuerpos y fusionarse sus semillas, la evolución continúa. El instinto es diferente a la lujuria; mientras que el instinto es natural, la lujuria es antinatural, porque no existe en ninguna especie en la escala evolutiva. La serpiente genesíaca es la misma que los centroamericanos —antiguos Mayas y Toltecas— llamaban "la serpiente emplumada", porque es una energía que se puede elevar, dirigir con nuestra imaginación y con nuestra sensibilidad, hacia los centros energéticos del cerebro, para permitirnos educir consciencia, hacia el corazón para despertar sensibilidad, hacia la laringe para desarrollar elocuencia e inteligencia o hacia el plexo solar y al umbilical, para despertar la fuerza del deseo que nos lleva a conquistar todo lo que queramos en nuestra vida. Los orientales llaman a esa energía Kundalinî, que significa serpentino, en espiral, enroscado como una serpiente. Nuevamente el símbolo de la serpiente. Los orientales hablan de ella como la divina Shâtkti, la energía femenina activa de los dioses, la esposa de un dios. Los egipcios hablaban de esa misma energía como Isis, una fuerza eminentemente femenina. La religión católica habla de esa energía como la Virgen María y la muestran en muchos cuadros aplastando con su pie la cabeza de la serpiente, haciendo referencia a ese poder maravilloso de la vida. Mientras el árbol de vida se refiere al poder germinal y fecundante de la naturaleza, radicado en la esfera sexual, el árbol de la ciencia o árbol del conocimiento, tiene que ver con la posibilidad de adquisición de consciencia, en relación con el sistema nervioso cerebro—espinal. Esa energía, cuando es elevada por el árbol del conocimiento, a través del sistema nervioso cerebro—espinal, se convierte en capacidad para luchar en este mundo, obteniendo sabiduría, éxito, salud física, emocional y mental. Es por eso que Jehová simbólicamente le dice a Moisés: "Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá" Núm.21.8. "Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta..."Núm.21.8. ¿No existirá alguna correlación del asta con nuestra espina dorsal? Y si ya sabemos que la serpiente se relaciona con una fuerza, ¿no será que es una energía que se desplaza a través del sistema nervioso y médula espinal como en un campo inducido? ¿Qué es levantar la serpiente de bronce sobre los brazos de la cruz? Es dirigir la energía del Fuego Creador de la Vida, sobre los brazos de la cruz (el cuerpo), para que florezca como Rosa de amor, de bondad y de servicio altruista; como "divino Cristo", la armonía espiritual en nuestro corazón, centro de nuestra cruz, para que pueda servir como fuente divina de espiritualización, de salud y de vida para el ser humano. Para comprender que realmente el árbol del conocimiento tiene que ver con la función creadora, no es sino observar los textos bíblicos en donde dice: "Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín" Gén.4.1. También, en las palabras de la Virgen María al Angel Gabriel : "¿Cómo podré concebir si no conozco varón?" Luc. 1.34. O en el caso de la concepción de María, cuando dice con respecto de José: "Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús". Mat.1.25. Claramente con la palabra conocer se hace referencia al proceso generativo. Es un conocimiento maravilloso que los antiguos legaron, para que una humanidad más consciente pudiera luchar contra las debilidades que le aquejan, porque esa energía sirve tanto para la generación, como para la regeneración física y espiritual, pero desafortunadamente también para la degeneración. En la generación, actúa en todos los seres vivientes, incluso en los microorganismos al multiplicarse. Algunos lo hacen por gemación, partiéndose en dos, y así cada parte es una nueva vida. Otros tienen la doble función de fecundar y ser fecundados, como se puede observar en organismos más avanzadas como los vegetales y en algunos animales como el caracol, que tiene aparato reproductor masculino y femenino, que le permite fecundar y al mismo tiempo ser fecundado. Es un típico hermafroditismo, que rememora la antiquísima evolución de la humanidad, hace millones de años. La naturaleza nos muestra así la evolución que hemos seguido como Egos en diferentes cuerpos o vehículos a través de un largo período de evolución. Eso realmente es la evolución: ir de lo bueno a lo mejor, de lo mejor a lo óptimo y de lo óptimo a lo superior. Para lograrlo, la Divinidad nos entregó el poder maravilloso de la generación, permitiendo así que nos volviéramos "eternos" como especie. Genéticamente hablando, somos inmortales en el cuerpo a través de la generación. Si no fuera por este proceso evolutivo, no podríamos ahora estar hablando. Cada uno de nosotros es hijo de un remoto pasado. No sabemos qué hombre, allá en España, en Alemania, en la India, o en qué país legendario, alguna vez, a través de su semilla, permitió que se canalizara sucesivamente, generación tras generación, la posibilidad de que ahora estemos aquí encarnados. Es el poder maravilloso del Logos, palabra que utilizan los esoteristas Rosacruces para hacer referencia a lo Divino. Siempre y por siempre el poder de la semilla; en ella está presente la Vida. Cuando depositamos una semilla vegetal en el vientre materno llamado tierra, surge un árbol esplendoroso que ha de producir cientos de miles de frutos, nuevamente con semillas para seguir el proceso evolutivo de mantener la vida en la forma. ¡El poder de la semilla es algo que no logramos comprender, ni siquiera llegar a entrever en su misterio profundo! Un espermatozoide y un óvulo que sólo es posible verlos con un microscopio relativamente potente, tienen en sí la posibilidad de permitir que Egos perfectos y divinos puedan encarnar, para hacer algo por la humanidad. Es el poder maravilloso de la semilla que se encuentra en todos los reinos de la Naturaleza, porque la Divinidad se hace ostensible en ella como substancia—vida. La substancia está en relación con el árbol de la vida, y la Vida como la esencia misma de Dios, con el árbol del conocimiento. Por eso Jehová Dios dice: "He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre" Gén.3.22. Observemos atentamente como Jehová Dios se refiere no a Él cómo único Creador, sino como varios, al decir " el hombre es como uno de nosotros" y que el buen uso que le demos a la energía progenésica, tiene la virtud hasta cierto punto, de proporcionar una longevidad, sana, activa y consciente. No llegar a los 60, 70 u 80 años, convertidos en ancianos decrépitos, enfermos, inconscientes y desvariando; todo porque en la juventud y en la edad adulta se le dio rienda suelta a los instintos. El ideal es llegar a los 80 o 90 años, en la plenitud de las facultades, como muchos ancianos que supieron refrenar la pasión y la lujuria.Hace algunas décadas algunos investigadores decidieron estudiaron en ratones de laboratorio, la relación entre las hormonas sexuales y la vejez. A los ratones viejos, decrépitos, artríticos y enfermos, les fueron transplantadas algunas células embrionarias de la zona testicular de ratones jóvenes, observando con sorpresa, que esos ratones que estaban encorvados, artríticos, envejecidos, en pocas semanas recobraban su brío, su vigor, su pelo brillante y se regeneraban, se enderezaban, se curaban de su artritis y se les veía nuevamente como cualquier ratón joven. Estudiaron también parejas de ratones que tenían la oportunidad de aparearse libremente, comparándolas con ratones de ambos sexos que aunque compartían jaula, estaban separados por una malla, lo que les permitía estar juntos, pero sin aparearse. (No es el caso de las personas que por cualquier motivo se mantienen célibes, pero sin estar permanentemente en contacto físico y bioelectromagnético). Con el tiempo, los ratones que pudieron aparearse libremente enfermaron y envejecieron muy rápidamente, mientras que los otros que estaban juntos pero no cohabitaban, se mantuvieron mayor tiempo con muestras de juventud y salud. Posteriormente hicieron este experimento en las cabras y carneros. A los carneros viejos, se les hizo el mismo transplante de células embrionarias, sacadas directamente del testículo de un carnero joven. Al carnero viejo que ya no podía concebir, ni moverse, en pocas semanas le volvía toda su energía, todo su vigor y era capaz de concebir nuevamente. Comprendieron entonces los científicos, que allí estaba el secreto de la vida. Estos trabajos llevaron a que se injertaran células testiculares de monos y de micos, en hombres ya ancianos. El primero que se sometió a ese experimento fue un ciudadano inglés de 74 años, artrítico, que no podía prácticamente moverse por el dolor intenso que sentía en su cuerpo; estaba gacho, calvo y enfermo. Le fueron injertadas células hormonales de micos. Pasadas unas semanas recobró su vigor, su juventud, su virilidad, su energía, los dolores fueron desapareciendo. Los textos médicos de esa época, dicen que se regeneró su cabello también. Pero después de algún tiempo viéndose tan sano y fuerte, volvió a abusar de sus energías y se dedicó con mayor brío al licor, que lo llevó a fallecer de otro tipo de enfermedad. Posteriormente estos experimentos fueron suspendidos por ética médica, pero permitieron comprender que de alguna manera en la esfera progenésica, está el secreto de la Vida. Por supuesto en la actualidad se están estudiando otros centros hormonales como la hipófisis, y la producción en el organismo de los radicales libres en relación con el proceso de envejecimiento, pero sin llegar a resultados concluyentes. Los alquimistas y los antiguos conocedores de estos temas, comprendieron el misterio. Sabían que a mayor prudencia o continencia sexual, dirigiendo aquella energía (no la substancia) hacia todo el organismo, podían estimular su funcionamiento, mejorando así la salud y la capacidad para pensar y comprender. Cualquiera puede observar cómo las personas que abusan más del sexo, se envejecen más rápido. Llegan a los 50 años y parece que tuvieran 70. Tenemos el caso de muchas mujeres que tuvieron en su época 15, 18 ó 20 hijos. Al tener 20 hijos, por supuesto pasaron muchos años en los cuales al final de su proceso gestacional y durante los meses que siguieron el parto (obviamente), no utilizaron el "centro de la generación". Hoy en día esas mujeres son muy sanas. Son ancianas longevas que no sienten ningún tipo de problema, sólo consultan al médico porque no pueden dormir o están nerviosas. Pero al compararlas con muchas mujeres de 60 o 65 años, que no tuvieron hijos, máximo uno o dos, estas últimas, se encuentran completamente envejecidas, llenas de achaques, de problemas y enfermedades. ¿Será porque tuvieron la posibilidad de darle mayor satisfacción al instinto psicosexual? En la transición de la Lemuria a la época Atlante, (cuando vino la separación de sexos), una parte de la humanidad no pudo trascender el instinto psicosexual, especialmente en el campo de la masturbación. Ese vicio impidió que parte de aquella energía, se dirigiera al cerebro para formar líneas de fuerza que permitieran la formación total del mismo. Al no producirse ese proceso, se convirtieron en humanos rezagados y degenerados, conocidos actualmente como los primates, antropoides, micos o como se los quiera llamar. La ciencia materialista que no conoce estos misterios, dice que el hombre desciende del mono. Pero el esoterista, sabe que el mono es "un hombre degenerado". Veníamos a la par en la evolución, pero ellos se quedaron estancados y nosotros continuamos. Llegará un momento, en un lejano futuro en donde habrá nuevamente una escisión en el esquema evolutivo cuando la mayoría de los humanos habrán de trascender el nivel de consciencia humano, para convertirse en superhumanos, (análogos a los ángeles), pero muchos de nuestros congéneres se quedarán en el estado actual. No nos parece en este momento gran cosa esa situación, porque no alcanzamos a comprender la importancia y trascendencia de la evolución. Pero en un futuro, los humanos que no logren pasar a ese siguiente eslabón evolutivo, estarán en la misma situación en la cual actualmente están los antropoides en relación con nosotros los humanos. Ese rezagamiento se debe al mal uso y al abuso de esa energía de la vida. Es el sendero errado que lastimosamente transita la humanidad, hacia la degradación y la degeneración; la psicología sabe que todo abuso de esa energía causa perversiones. El pensador, el filósofo, el místico, el espiritualista y quien se dedica a estudiar alta ciencia y a meditar en los misterios de la vida y del ser pensando en cómo servir a la humanidad, buscando inventar algo nuevo para darle comodidad a los demás o buscando exteriorizar sus internas energías para manifestarlas como arte, ciencia, filosofía o mística, tienen menor deseo sexual. Las personas que más se dedican a satisfacer el sexo, son personas que no descollan en el campo intelectual, no son iluminados, ni sabios, ni genios, ni inspirados artistas, ni grandes músicos; como tampoco son espiritualistas, ni personas de renombre para darle a la humanidad, algo importante que le pueda servir para evolucionar. El secreto se encuentra en ese aspecto. Por eso, aquél iniciado que escribió el pentateuco, dejó en uno de esos textos, según él dictados por Dios: No fornicarás, haciendo referencia a no abusar de la sagrada función de la reproducción. Cuanta diferencia existe en el semental, en el potro o en el macho de cualquier especie, antes y después de consumar el acto: viriles al momento de procrear, llenos de energía, de brío, de poder, y después de consumir el acto generador con fuerza, con violencia, al finalizar se les ve gachos, temblorosos y tristes. El filósofo Ovidio escribió en latín: "post coitum omnia animalia tristia" (después del coito todo animal se torna triste) y el ser humano que es un animal también, aunque racional, también se torna triste. Por eso el varón que es quien exterioriza su semilla y su poder, después de una unión erótica e instintiva, se torna apático, le da la espalda a su compañera y no quisiera saber nada de ella durante algunas horas o días, hasta tanto no se revitalice y remagnetice, porque aunque la substancia perdida es un aspecto importante de desgaste, el aspecto energético, magnético y espiritual que está en relación con el proceso fisiológico—nervioso llamado orgasmo, es mucho más desgastante aun tanto en hombres como en mujeres. La substancia germinal llamada seminal, es producida por la sangre más pura de nuestro cuerpo y está constituida por grasa y fósforo, que son también los principales constituyentes de nuestro sistema nervioso cerebro—espinal. Pensemos entonces, que el cerebro es como un estanque con una substancia maravillosa, con un tubo, el canal medular central y abajo una llave, el centro germinal. Si abrimos esa llave, se perderán todas las esencias que están contenidas en el estanque superior. Pero si no se abre esa llave en exceso, no se pierde ni la substancia ni el principio energético que la impulsa. Todas nuestras células necesitan fósforo y grasa. Y si no fuera por las pequeñas cantidades de grasa que ingerimos con el alimento y las que nuestro organismo produce, no se podrían fabricar las diferentes hormonas que son absolutamente básicas y necesarias para mantener la armonía metabólica de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestra mente. Pero si las estamos perdiendo en locuras eróticas... ¿Qué sucederá?. Los Rosacruces no quieren decir con esto, que debamos olvidarnos completamente del aspecto sexual, que debiera ser sagrado para nosotros. Lo que tratan es de que abramos los ojos, porque lo malo no es el uso, sino el abuso. Por eso las epístolas del apóstol Pablo a los Efesios, a los Corintios, etc., son muy iluminadoras a este respecto, enseñando el uso correcto de esa energía: "Bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y así mismo la mujer con el marido". Cor.7.1,2,3. "No os neguéis el uno al otro, a no ser por un tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno..." "Pero si no tienen don de continencia (los solteros), cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando". Cor.7.5,9. Indica que los extremos son malos. Así como la abstinencia física sin pureza y tranquilidad de pensamiento es mala y puede ocasionarnos serios disturbios psíquicos, así también lo es el exceso o abuso. "Es mejor casarse que arder", significa que debemos ser naturales, buscando el equilibrio, es decir, cumplir con el deber conyugal, pero sin darle rienda suelta al instinto (sólo por una satisfacción efímera), lo cual requiere consciencia de lo que estamos exponiendo, sublimación estética y voluntad. La palabra sexo, significa la condición orgánica que distingue al macho de la hembra en una especie. Esta palabra viene del latín sexus, que significa separar, indicando que hay dos polaridades, lo masculino y lo femenino, que son absolutamente indispensables para una relación natural. Y ya que es el sexo lo que une íntimamente a una pareja, vincularse por instinto, sin amor, los llevará a la desarmonía y a la separación, porque eso es precisamente lo que significa sexuar, separar. El amor no es sexo; el amor es de naturaleza andrógina porque es espiritual. Si los une el amor, habrá armonía y la pareja se mantendrá feliz durante toda su vida. Pero si lo que los unió fue el sexo, inexorablemente se habrán de separar; pelearán y se disgustarán. No hay excepciones ni en los casados ni en los separados, ni en los que tengan o hayan tenido un compañero o compañera íntimos. A este respecto también comenta san Pablo en Cor.7.28: "Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar". Solamente los grandes seres que de alguna manera guían la evolución humana (aunque no sepamos de su existencia ni de su trabajo), han trascendido este difícil escollo de la evolución. La palabra amor es mal usada por la humanidad. Esta palabra la tienen como sinónimo de "hacer el amor", es decir tener sexo. Aunque ha sido definida como la fuerza que atrae ambos sexos, realmente es la mística que dirige el ánimo hacia aquello que realmente tiene como ideal. El verdadero amor se refiere al amor divino, al sentido espiritual del Cristo, que es la razón de ser de toda vida en el Universo. Si lo que une a la pareja es el instinto psicosexual, entonces el varón sentirá el hastío; se tornará triste cada vez que llegue al clímax, habrá perdido su energía al exteriorizarla en ese impulso efímero llamado orgasmo y por lo tanto sin ser consciente de lo que está pasando, su subconsciente (la consciencia interna), le dirá: "la culpable es ella", por lo tanto la gritará, y la maltratará. Aquella energía que se ha perdido, ha sido tomada del sistema nervioso, de los centros hormonales, de las células y de todos los centros de energía, y necesitará acumularse de nuevo. Como esta energía que se pierde es de índole magnética, se recupera admirando a lo femenino. Entonces el varón sale a la calle, mira (muy pocas veces admira) a las mujeres que pasan, sin importar que esté casado con la mujer más hermosa del mundo, que en ese momento no le parece bella, no le agrada. Si en ese instante cualquier otra mujer, aunque no sea bella, le mira con gracia, se va detrás de ella. No es el hecho de que sea una mujer, sino que su endoconsciente le dice: "Esta no ha robado mi energía, mi magnetismo, mi juventud, mi felicidad, mi virtud, mi consciencia, mi espiritualidad". Es un proceso interno que hace nuestro Ego que es sabio y perfecto, del cual desafortunadamente no somos conscientes; nuestra mente racional no alcanza a escucharlo, porque la razón nos ha alejado de nuestro mundo interior. Todos sentimos que después de abusar de la energía sexual nos sentimos mal, vacíos y humillados, pero nuestra mente nos dice "eso es lo más natural del mundo". Si lo es, cuando se trata de perpetuar la especie y no lo es, cuando solo se trata de darle rienda suelta al instinto. La mente racional, la lógica, no nos permite llegar a comprender que lo que sentimos es lo grande, es lo divino, es lo Espiritual. Estas son profundas verdades que se cumplen en la naturaleza y en el hombre, aunque psicólogos, médicos y materialistas digan lo contrario. El Señor Jesús dijo: "Creced y multiplicaos". ¿Qué quería enseñar con ello? Que debemos crecer espiritualmente utilizando las energías del árbol del conocimiento, y multiplicarnos gracias al poder del árbol de la vida, bajo la dirección maravillosa del amor entre dos almas que al conjugarse, sienten esa plenitud espiritual, que les permite engendrar seres de más evolución. Obsérvese entonces, en las relaciones conyugales, si el compañero las abandona, si la compañera los deja, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué una pareja que se ha casado aparentemente llena de amor, a los pocos meses se están peleando, se gritan, se golpean, se separan?. Porque le han dado rienda suelta al instinto genitor y han agotado realmente la fuente de la vida, que es la fuente de la armonía espiritual. ¿Con qué frecuencia debiera una pareja vincularse íntimamente? Cuanto menos, mejor. No hay que pecar por exceso ni por defecto; hay que mantener la armonía. Los esoteristas no dicen que se tenga que ser célibe. La Divinidad no nos hizo célibes "no es bueno que el hombre esté solo", dice el texto Bíblico, pero sí se debiera ser casto. Se puede estar casado, se puede vincular íntimamente con su cónyuge; pero se debe procurar que la serpiente genesíaca, que nos muestra ese árbol con sus frutos tan agradables a la vista para ser consumidos, no nos lleven por el sendero del instinto y de la pasión. Si una pareja se vincula con mística, con amor, con armonía, se adoran idealmente, su unión será maravillosa y se adorarán más. Esa es una gran verdad, una verdad trascendente que debemos comprender y analizar. Pero, si se le da rienda suelta al instinto, inexorablemente el varón se irá. Sus compañeras se quejarán y dirán: "sí, ahora que ya consiguió lo que quería, se va; todos son iguales". No comprenden que es una ley natural. El macho fecunda y continúa su ruta. Como humanos que somos, tenemos alma y Ego; cuando la mujer despierte el alma del varón y el varón despierte el alma de la mujer, se adorarán espiritualmente y se amarán más en lo ideal y menos en lo material. Esas parejas serán perfectas, armoniosas y no habrá disgustos entre ellas. Es una profunda verdad y un extraordinario conocimiento que no tienen los médicos, ni los psicólogos, ni los sacerdotes; sólo muy pocos conocen el misterio. Las religiones le han hecho mucho daño a la humanidad al decirle que el sexo es pecaminoso y horrible. En el pasado, religiosos y sacerdotes amargados, decían que la mujer tenía pacto con el demonio y que por lo tanto era la causa de todos los problemas de la raza y del mundo; la falta de sublimación y de espiritualidad, les llevó a decir estas insulsas y terribles palabras. La mujer es lo más divino, lo más espiritual y así es como hay que adorarla. Clemente de Alejandría, en el siglo segundo de nuestra era dijo: "¿Por qué nos hemos de avergonzar de hablar de aquello que Dios no se avergonzó de crear?". ¿Por qué hemos de mirar de una manera obscena el cuerpo humano, tan perfecto y divino que es? Mirémoslo como Divino en su esencia espiritual; como lo mas santo y perfecto, porque no hay mayor perfección que el cuerpo humano; Dios lo ha hecho así para que lo habitemos. Es la santa casa de la Divinidad manifestándose como una chispa extensiva de su Ser, en nuestro Ego; estamos inmersos en la divinidad que es el Alma del Mundo, la Vida Cósmica. ¿Cómo debemos verificar estos procesos? En lo fisiológico, con respecto del árbol de la vida, dirigiendo nuestra imaginación, con sensibilidad, hacia las células intersticiales que fabrican las hormonas sexuales, para activar conscientemente la mayor producción de las mismas. Los varones hacia la zona testicular, las damas hacia los ovarios. Imaginar que se produce mayor cantidad de substancia hormonal, que es absorbida por el gran conducto linfático torácico—abdominal ascendente, el cual desemboca a la vena cava, justo antes de su entrada en la aurícula derecha del corazón y de allí por intermedio de la sangre, la reparte hacia todo el cuerpo, regenerando todas nuestras células, tejidos, órganos, aparatos y sistemas. En cuanto a la energía que subyace en la esfera generadora, en relación con el árbol del conocimiento, debemos dirigirla con la imaginación y la sensibilidad, con todo nuestro sentir, con la mayor mística posible, hacia la base de la espina dorsal y luego elevarla con cada inhalación, por el canal medular central de nuestra espina dorsal, hasta el corazón, para que pueda surgir en nosotros el Cristo que es la divina armonía espiritual, que nos convierte en poetas, en místicos, en pintores, en escultores, en seres sensibles de verdad. Luego dirigir esa energía hacia nuestro cerebro, para que nuestros pensamientos sean más lúcidos, para que nuestra consciencia sea mayor, para que nuestra inteligencia sea mejor y para que nuestra elocuencia, nuestro verbo, sea más fecundo y podamos así instruir a la humanidad. Si tenemos enfermedades, imaginamos cómo la parte substancial es llevada por la sangre hacia el órgano que está atrofiado, enfermo o en disfunción, regenerándolo después de algunas semanas o meses. También si la energía que derivamos de la esfera generadora la dirigimos por el canal medular central de nuestra espina dorsal, hacia el órgano enfermo, también podremos regenerarlo, porque los órganos dependen de un molde o arquetipo energético que es donde circulan las energías que mantienen la cohesión molecular y la salud de nuestro cuerpo. Así podríamos devolverle a nuestro organismo definitivamente la juventud perdida; devolverle a nuestra inteligencia la capacidad de solucionar los problemas de la vida, de ser sensibles y más conscientes. Ese es el proceso de la regeneración espiritual que los Rosacruces quieren que una humanidad más consciente llegue a realizar. Estas cosas no son para creerlas, son para escuchar, analizar, sopesar y vivir. Si observamos que son realidades y que pueden ser de utilidad para nuestra vida y las aprovechamos, maravilloso. Si observamos que estas leyes no se cumplen en nosotros ni en la naturaleza, entonces podemos desecharlas y no preocuparnos más por ellas. Ese es realmente el proceso y finalidad maravillosa de la serpiente del paraíso. Esa serpiente no es maldita, es divina. Divina cuando se eleva sobre los brazos de nuestra cruz para la divinización del ser. Maldita y negativa cuando permitimos que a través de la lujuria, del instinto loco de nuestras pasiones, perdamos esa energía de la Vida. Cuando los cónyuges pierden ese poder, se odian y todo aquél que pierde esa energía se llena de tristeza, de angustia, de odio y de dificultades de toda índole. Muchas personas que sufren de ansiedad, de temor y de irresolución marcada, que se encierran en un rincón a llorar, es precisamente porque han perdido esa fuerza en demasía a lo largo de su vida. Están vacíos de ella y necesitan recuperarla. Si imaginamos las células intersticiales, en el centro generador produciendo hormonas y llenando nuestra sangre y tejidos con ella, aprovechando la energía, elevándola y no perdiéndola en desvaríos eróticos, en tres semanas solamente, seremos distintos, pensaremos con claridad, seremos mas activos, viriles los varones y mas magnéticas, activas, amorosas y sensibles las damas. Esto es una invitación que hace la Escuela Rosa—Cruz, no para creer sino para practicar, para llevar a la realización, pero siendo muy prudentes en el uso de aquella energía, porque los Rosacruces idealmente, quieren que los hombres comunes lleguen a ser superhombres, seres divinizados. El hecho de que públicamente la Escuela Iniciática de los Rosacruces, entregue un conocimiento tan valioso, tan Cósmico y Divino, como lo es el conocimiento secreto de la "Serpiente del Paraíso", conocimiento intuido por algunos, materializado y vulgarizado por otros, y desconocido por la inmensa mayoría de la humanidad evolucionante, indica que hay personas que pueden recibirlo. El instinto genitor, es cual brioso corcel y si el hombre no lo embrida para dirigirlo en adecuada como noble dirección, él lo golpeará contra los ladrillos del mundo; pero si sabiamente lo dirige ideal y estéticamente, será su salvador, llevándole a las más altas cimas, en pos del ideal que cada cual le trace. Raghozini
El sendero de lo espiritual es el sendero de lo natural y todo lo natural es bello, porque es de origen Divino. Zerión
CARTA A LA JUVENTUD Luis López De Mesa Mi querido Libero: Me he quedado esperando carta suya, para saber cómo va de estudios y conocer así en qué le puedo ser útil. Pero como adivino que usted no escribe por timidez, lo hago yo primero, para poder conversar sobre su porvenir, pues ya va entrando en la adolescencia y no quiero que sufra todas las peripecias de esa edad, sin un conocimiento claro de lo que puede encontrar en ella. Desde que entramos en el uso de la razón nos parece estar lo suficientemente ilustrados en el significado de la vida y en los alcances de nuestra personalidad, siendo ello muy errado, porque mientras más días transcurren, más y más inexplicable es la vida y más y más comprometida está la personalidad. Sinceramente le diré que la vida inteligente y discretamente vivida, es de una belleza imponderable, sólo que nuestra consciencia no se da cuenta de ello las más de las veces. Habituados a tenerla diariamente, no nos impresiona ya. Así como cuando usted camina, ve la luz del día sin darse cuenta de que es bella y útil. Pero si usted fuera ciego o el mundo se oscureciera por un momento, entonces sí apreciaría su valor. De la misma manera un infortunio inesperado nos hace conocer cuán grande era nuestra felicidad anterior. Toda felicidad se compone de dos partes: la que viene de fuera y la que constituye nuestro espíritu. Esta última es la principal, y puede a veces, como le explicaré, suplir a la otra. En último análisis todo el tumulto de cosas que constituyen el mundo, se pueden reducir a muy pocos capítulos: las que contribuyen al bienestar del cuerpo, y las que contribuyen a los ideales del espíritu. Para su cuerpo, usted necesita higiene y confort. La higiene comprende sana alimentación, vestido apropiado habitación limpia y cuerpo limpio. Para su confort necesita descanso y distracciones agradables. Así el organismo funciona sanamente, y este funcionamiento sano, es la fuente del entusiasmo para trabajar y la de la alegría para vivir. Si se siente triste e irritado, es porque algo va mal, porque la perfecta salud es alegre. Para su espíritu necesita ideales, los ideales son de acuerdo con la vocación de cada cual: si tiene talento superior, buscará la ciencia o el arte que más lo seduzca. Si es un talento práctico buscará un trabajo apropiado a su conveniencia y fortuna. Usted no encontrará en el mundo sino cuatro grandes ideales: VERDAD, BELLEZA, BIEN y AMOR. De ellos participamos todos más o menos, pero cada uno prefiere el suyo: el sabio la Verdad, el artista la Belleza, el apóstol el Bien, etc. Y son tan grandes y hermosos estos ideales, que mil vidas no agotarían uno solo de ellos. Tan grandes que una sola idea genial, una obra de arte, una acción heroica, dentro de las mil posibles, constituyen la gloria de un hombre y a veces la grandeza de toda una raza. El hombre normal, el perfecto tipo perfecto ante la sociedad y la consciencia, es el que poseyendo aquella salud física equilibrada, sirve a estos ideales a la medida de sus fuerzas. El hombre perfecto no es un genio, sino un ser equilibrado. Para ser equilibrado es preciso atender a todo serenamente; desde la limpieza de los zapatos, hasta la precisión y grandeza de las ideas. La serenidad es el atributo más bello quizá de los hombres. Un hombre sereno, es como un Dios. La felicidad es más que todo una actitud del espíritu. El espíritu debe estar siempre listo para disfrutarla: si usted pasa por un prado sin una preparación espiritual, pasa como dormido y no es feliz. Pero si usted mira atentamente, verá que la florecita que estuvo a punto de hollar, es bella; suave de aroma y de color y de tacto. Verá que el césped verde tiene un color que agrada a la vista. Verá que el arrollo es puro y sano. Que el árbol es como un amigo. Que las aves alegran con su vida. Que el firmamento es azul y lleno de apacible misterio. Usted puede gozar con toda esa belleza, si su espíritu está preparado. El arte no hace más que interpretar esa vida que todos tenemos a la vista y ensalzarlo. Todos podemos ser artistas contemplativos, aunque no todos seamos artistas evocadores. La Verdad nos viene a través de los sentidos. La consciencia la percibe en las asociaciones mentales; y es también una fuente de felicidad. Todo conocimiento nuevo es una alegría. Usted lo sabe ya. Y así como en la Belleza, unos son contemplativos, la reciben para gozar de ella, y otros son evocadores, la crean, la desentrañan, de las asociaciones que hace su inteligencia. Es ilimitada en cualquier dirección que usted la investigue, se dilata gradualmente hasta lo infinito. Pero uno debe buscar la parte que le sea útil a sí y a sus semejantes, según la propia vocación. Se llama justamente hombre práctico el que saca algún beneficio de sus conocimientos. El Bien, la capacidad de hacerlo y la voluntad de hacerlo. Dos cosas bien distintas, es uno de los distintivos del hombre. Es fuente también de felicidad, porque no hay alegría más sana en el mundo que la de haber hecho bien o siquiera un bien. El egoísta no lo es así. Y por eso es antipático. El altruismo, la generosidad, se desarrolla en la pubertad, es un don de la fuerza y la habilidad. Los niños, los débiles y los animales son egoístas, el hombre capaz no, porque siente orgullo de ayudar a otros. El que todo lo quiere para sí, es como un avaro mendigo. El que hace feliz a los demás es heroico. Es como si distribuyera vida propia y se siente feliz de su capacidad. El que hace bien es un creador. ¡Al amor ideal! No hay que tenerle miedo. Es el tesoro de la humanidad. Comprende desde la amistad, el afecto de la familia y la simpatía genérica, hasta el verdaderamente llamado amor de esposa. Es tan puro y diginificador, como cualquier otro de los ideales anteriores. Y observe usted como se ordena: la Verdad y la Belleza entran al espíritu. El Bien sale como una fuente de energía y de satisfacción. El Amor es la compensación del bien. No hay que tenerle miedo. Debe hablar de él con estimación, pero francamente. Debe amar a las mujeres para que ellas lo amen a su vez, pero debe amarlas de tal manera que ellas se sientan orgullosas de ser amadas por usted. Para que lo quieran, debe ser altivo sin altanería. Es decir, desenvuelto, sereno. Las mujeres detestan los dos extremos: a los pusilánimes y a los hombres infatuados. No le tenga miedo a nada, ni sea tímido delante de nadie. El miedo es atributo de los hombres indefensos cuya falta de capacidad hace cobardes. No tiene objeto, porque el hombre ante el hombre, es un igual, y ante la naturaleza es un dominador. Sea franco en el hablar. Diga siempre lo que piense porque si está en un error, sale de él, si está en verdad es apreciado. Nunca mienta, porque la mentira es canallesca. Si cometió un crimen, diga que lo cometió. Si lo matan por eso, merecido lo tiene. Nunca mienta porque eso es de cobardes y verá usted como a un hombre desenvuelto en sus maneras, generoso en sus acciones y veraz en sus palabras lo quieren todos y sobre todo las mujeres. ¿Cuándo debe principiar a amar? No se preocupe, lo más tarde posible es lo mejor. Cuando el organismo se ha desarrollado perfectamente, él mismo busca el amor y es mejor no calentarse la cabeza tan pronto, porque lo hará divagar y perder el tiempo. Otra cosa: ¿Es posible ser casto? ¡Sí! Sobre todo no pensando mucho en ello. Manteniendo despreocupada la imaginación. Es lo mejor. Pero si no lo es, tampoco se asuste. Pida consejos. Infórmese. Yo le enseño todo lo que quiera saber, lo trataré de hombre a hombre. Porque quiero ayudarlo en su sendero, para que sea todo un hombre. No contraiga esos vicios ocultos; que todos sus actos los pueda contar sin pena. Pero si los contrae tampoco se aturda. Nunca deje decaer su valor moral. No hay que pensar que uno es peor que los demás. Lo que hay que pensar es en ser mejor, hasta llegar a serlo. Ahí tiene la vida a grandes rasgos. Tiene las condiciones físicas para ser sano y feliz y los ideales espirituales para ser grande, generoso y digno. Pero no solo necesita eso, sino carácter, que no es sino un exponente de la voluntad. Debe ser gallardo; esa es la palabra: gallardo, igual con los grandes y protector con los débiles. Gallardo y Sereno. Es lo más hermoso que puede usted ser en la vida. Si las pasiones y las emociones lo atacan, desvíelas: haga algún trabajo, un paseo, cambie de pensamiento, que ya va ser hombre. ¡Y goce! Charle, juegue, ría, que eso es sano y hermoso. Generosidad y Serenidad son los supremos atributos del hombre. Con ellos vencerá. Afectísimo, LUIS LOPEZ DE MESA.
Toda función natural es pura, siempre que sea realizada con estética; la pureza es un estado interior de consciencia y no un acto fisiológico. Raghozini
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