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Conferencia pública Por: Ivan Dario Quintero Martes 1 de Abril de 1997 LAS SIETE ESCUELAS DE LA R.C. Afortunadamente a través de los tiempos, la humanidad ha contado con guías que le han enseñado la verdad y le han mostrado progresivamente el sendero del mejoramiento integral. La historia de la humanidad es muy extensa; los seres humanos no tenemos algunos miles de años de evolución sino quizás millones. La actual raza que conocemos no es la ultérrima ni la única que ha existido sobre la faz del planeta; han existido otras razas en otros continentes ya sumergidos bajo el ímpetu de las fuerzas de la naturaleza. Una de aquellas razas desapareció en el océano Atlántico con el continente del mismo nombre y otra desapareció en la zona que hoy ocupa el océano Pacífico. Las siete escuelas son ramas, rayos podríamos decir, de una sabiduría gigantesca, de un tronco raíz principal que es la sabiduría de los R.C. Los actuales conocimientos R.C. tal como la humanidad está empezando a conocerlos porque se están entregando públicamente, tuvieron su origen relativo en la legendaria Atlántida. Al desaparecer este continente por la acción de las fuerzas de la naturaleza en el eterno devenir de los tiempos cuando ya nuevos continentes se estaban preparando para recibir la onda evolutiva de la humanidad, los guías, los seres más sabios del continente Atlante, eligieron entre su pueblo a aquellos humanos más avanzados en el campo mental, en el campo emocional y con mayor adaptabilidad. Con ellos, se dirigieron hacia diferentes puntos del planeta; una de esas migraciones se dirigió hacia centro América, sur América y de allí hacia América del norte poblando todo nuestro continente americano; otras migraciones se dieron por España hacia el norte de Europa, y otras por el norte del Africa hacia Egipto y de allí hacia la zona del Oriente medio para terminar en lo que es actualmente la India y China. La evolución de la humanidad se ha podido investigar en los anales de la naturaleza terrestre con las facultades clarividentes que cientos de iniciados han desarrollado a lo largo de miles de años. Los iniciados han observado que esa es la historia, que esos conocimientos que maravillan a la humanidad hoy en día cuando analizan la arquitectura y la sabiduría dejada por los toltecas en Machu Pichu y por los mismos toltecas en centro América bajo las razas Maya y Turania, que el conocimiento que se encuentra oculto en las pirámides y en los templos hermosos monumentales del legendario Egipto, los dólmenes, menires y construcciones megalíticas de toda Europa, que el conocimiento milenario que de India está llegando hoy a Occidente, se sintetizan en los siete principales rayos de la yoga que fueron necesarios para una humanidad infantil en su desarrollo evolutivo cuando miles de años atrás, los que ahora estamos evolucionando en Occidente, estábamos comenzando nuestro desarrollo interno en Oriente. La filosofía mística, las religiones sensibles de la raza amarilla, todo aquello, fue llevado por los diferentes instructores desde la legendaria Atlántida hacia los diversos puntos del planeta. Así fueron los albores de la raza Aria, de la humanidad actual, tal como la arqueología, la antropología y la historia están apenas investigando sin llegar a la profundidad total del conocimiento que aún falta por redescubrir para bien del mundo. La fraternidad R.C. para muchas personas es otra secta más; pero el estudiante de esta noble ciencia sabe que hay cosas muy profundas, que no estamos ligados a fanatismos, a dogmas, a creencias de ninguna clase. Las enseñanzas R.C. luchan porque el ser humano se conozca a sí mismo y siguiendo el axioma de los sabios antiguos, conociéndose a sí mismo, conocerá el universo. "Nos ce te ipsum", decía en el frontis de los templos en Grecia, "Conócete a ti mismo" y Platón agregó: "Y así conocerás al universo y a los dioses". Realmente tenemos un potencial enorme en lo que a la evolución se refiere, unas capacidades asombrosas por desarrollar, pero desconocidas totalmente debido a nuestra limitación para bucear en las profundidades de nuestra endoconsciencia llamada subconsciente por la psicología, en donde se encuentra todo el conocimiento que como espíritus evolucionantes en peregrinaje a través del tiempo en miles y millones de años reencarnando una y otra vez para perfeccionarnos progresivamente. Este conocimiento puede ser convertido nuevamente en un acto de consciencia volitiva y así, desarrollar toda la sapiencia que la experiencia nos ha propiciado a lo largo de edades ingentes de evolución y de progreso. La evolución es una ley natural, todo evoluciona, nada es estático. El hecho de que el niño cada día esté más crecidito, mejore su lenguaje, conozca más cosas, significa que ha evolucionado, hay un cambio, una transformación. Nosotros evolucionamos día tras día; aprendemos a través de la adquisición de experiencia, y así mismo evolucionamos como colectividad humana. La biología ha demostrado de una manera categórica que la evolución es una ley de la naturaleza. Todo evoluciona, nada viene por creación instantánea sino por una secuencia progresiva de perfeccionamiento. En eso se basa la ciencia R.C. El cientista R.C. es además un filósofo; ama el conocimiento, sabe que la única manera de liberarnos de las cadenas del dogmatismo que esclavizan nuestra consciencia y nuestra sensibilidad es únicamente a través del amor a la sabiduría, a través de la filosofía, pero no filosofar con Niche y con Kant y con otros que fueron grandes pensadores en su momento. No. Es filosofar en la vida, en la naturaleza interna y en la naturaleza externa, es hacer una analogía maravillosa en un paralelismo permanente entre lo que es nuestra evolución y la evolución del universo porque somos la reflexión misma de las energías cósmicas. Los cientistas y filósofos R.C. son además místicos, comprenden que la única manera de adquirir consciencia es a través de la sensibilidad. ¿Cómo podemos adquirir consciencia a través de la sensibilidad? Aquello que llega al alma, aquello que mueve las fibras más profundas de nuestro ser, tiene la cualidad de no olvidarse jamás. Si hablamos de algo tan burdo como un golpe, es algo que ha afectado nuestra sensibilidad fisiológica pero de todas maneras sensibilidad; la consciencia no olvidará que ese movimiento irregular o ese descuido que hemos tenido, tiene como secuencia dolor y sufrimiento. Así mismo, aquello que nos afecta en el campo moral que es el campo del sentir, no se olvida jamás; las tristezas, los desengaños, el hambre, las miserias, las enfermedades, los problemas, todo aquello afecta hondamente nuestra sensibilidad y tiene la facultad maravillosa de convertirse en consciencia. Y ¿qué es consciencia? La consciencia es el atributo máximo del universo en nosotros, es nuestro Padre cósmico; la consciencia cósmica se hace consciencia humana diferenciada a través del proceso de la sensibilidad. Ese es el camino maravilloso que los R.C. se han trazado en miles de años de evolución y comprueban matemáticamente la veracidad de estos asertos en el taller del Altísimo, su cuerpo, sus vehículos en los cuales día a día están investigando, profundizando, descubriendo la esencia misma del conocimiento interno. Así es como progresa el estudiante R.C. Ese es el sendero de una escuela maravillosa que tiene como símbolos una cruz que representa los cuatro elementos categóricos que permiten la existencia de la materia y la progresiva diferenciación de la misma a través de la evolución: elementos sólidos, líquidos, gases y el motor de todo, el impulsor que permuta constantemente lo sólido en gaseoso, lo gaseoso en líquido y así en una transmutación alquímica permanente, es el fuego, el aspecto calórico que recibimos externamente del Sol, pero que físicamente obtenemos a través de las combustiones, es realmente el que forma el cuádruple principio maravilloso que está sintetizado en la cruz. Para los R.C. la cruz no representa un instrumento de tortura sino la progresiva manifestación que permite la multiplicidad de todo cuanto existe en el universo. La rosa es la vida; la vida del Altísimo, la vida cósmica que se manifiesta en nosotros como consciencia, sabiduría, inteligencia, verbo elocuente, amor, bondad, movimiento, acción fecunda, posibilidad de perpetuación de la especie y todo lo que nosotros queramos ver en un momento determinado. Es el punto matemático a través del cual irradia maravillosa la cruz. Los R.C. han sido sabios excepcionales a través de los tiempos. Estos sabios legaron para la humanidad conocimientos extraordinarios que a ellos les sirvieron para ser grandes; nosotros adorando esa inmensa sabiduría, sabemos por experiencia que produce resultados, sabemos que va educiendo en nosotros las divinas cualidades que están latentes en la esencia misma del universo. Si vamos a la religión de cualquier punto del planeta se dice que somos parte del Altísimo, de la vida cósmica, que somos una pequeña llamita de la flama cósmica, es decir, tenemos la posibilidad de desarrollar todo el poder, facultades y cualidades de la Divinidad. Los grandes guías de la evolución permitieron que la humanidad conociera públicamente a tres grandes seres que vinieron a mostrar el camino del engrandecimiento, del mejoramiento. Estos seres se mantienen allá en la secreta vida espiritual guiando a cada uno de nosotros en la intimidad de nuestro corazón. Primero fue Hermes Trimegisto, cinco mil años atrás en la historia del legendario Egipto; este gran iniciado vino a enseñar al mundo el conocimiento de la ciencia, los mecanismos científicos que hacen posible la existencia, la manifestación de toda actividad tanto física como metafísica, tanto material como espiritual. Este ser maravilloso habló de los principios de mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, y generación, que lo único que vienen a mostrarle al ser humano es cómo mejorar su vida, cómo comprender mejor este mundo en sus mecanismos psico y fisiológicos que son los encargados de dirigir nuestra vida. En honor a Hermes Trimegisto, se siguió utilizando a través de los siglos la palabra "hermético" para hacer referencia a algo secreto, a algo sagrado, a algo que solamente debe transmitirse de labio a oído, de maestro a discípulo. Otro gran instructor que el mundo conoció fue el Señor Buddha hace unos dos mil quinientos años; este sabio instructor en la India se dedicó a cultivar la consciencia a través de la conquista ineludible de la sabiduría y de la verdad. Luchó incansablemente por comprender el por qué de tantas deficiencias y diferencias en la humanidad, unos sufriendo y otros felices, unos sanos y otros enfermos, unos ricos y otros pobres, unos jóvenes y otros ancianos. Después de largos períodos de interiorización, de introvertirse en su esfera endoconsciente, por fin la consciencia de su Padre, de su ser interno, de su Ego, le iluminó y llegó a descubrir la eterna ley, la Ley de Causa y Efecto. Comprendió que somos los artífices de nuestro propio destino, que cada uno de nosotros tiene justamente lo que se merece, tenemos salud porque hemos cuidado nuestro organismo, felicidad porque hemos hecho felices a los demás, armonía porque hemos cultivado estética, bienestar económico porque nos hemos esforzado por trabajar y por darle a nuestros seres queridos todo aquello que necesitan para una vida digna. Si alguna de esas cosas está fallando en nosotros tenemos que revisarnos, tenemos que ir al fondo de nuestro ser para darnos cuenta del por qué de esa situación que está llevándonos a la desesperación, a la enfermedad, a la tristeza, a la pobreza o a la ignorancia. Somos ignorantes porque no nos hemos esforzado a través del tiempo en cultivarnos en el campo del estudio, la meditación, la comprensión; pero si nos esforzamos habremos de llegar a la sabiduría, sólo depende de nosotros y de nadie más. Esta ley maravillosa la descubrió un ser que se había dedicado a cultivar la consciencia; pero entre el mundo de la consciencia y el mundo de la acción fecunda, tiene que haber necesariamente un mediador y el Señor Jesús, el iniciado maravilloso de Nazaret, hizo su aparición para hacer posible que el mundo comprendiera lo que es el sentido espiritual de la vida, lo que es el alma, punto matemático de nuestra existencia que debemos cuidar cual jardinero que al cultivar las rosas, estas se van tornando cada vez más espectaculares, aromadas, llenas de colores delicados y belleza maravillosa. El Señor Jesús vino a mostrar el sendero lleno de la armonía, de belleza y espiritualidad; él no dijo que fuera un dios; haciendo referencia a su humana personalidad como hombre dijo estas frases: "las fieras tienen guaridas, las aves tienen nidos, más yo el hijo del hombre no tengo dónde reclinar la cabeza". Pero cuando hacía referencia a su interna naturaleza espiritual en relación con su Padre interno, su espíritu, decía, "Yo y mi Padre somos uno", la sensibilidad es una con la consciencia. "Nadie llega al Padre sino por mi", nadie educe la divina consciencia sino a través de la sensibilidad. "Mi Padre obra y yo obro", solamente la consciencia iluminando la sensibilidad permite que el ser humano pueda transitar por los senderos de la perfección y del ennoblecimiento. El Señor Jesús vino a hablar en símbolos, en parábolas, en pocas frases fue dejando palabras inmensamente sagradas y profundas; por eso dijo: "el que tenga oídos que oiga". Aquél que realmente medite y profundice en las palabras que el Señor Jesús dejó o que sus discípulos transcribieron, encontrarán un sendero maravilloso de perfeccionamiento gradativo. Estos tres grandes seres son simplemente una muestra de lo que el ser humano puede lograr en ese grado de perfeccionamiento. Buddha, Jesús y Hermes solamente mostraron uno de esos tres aspectos desenvueltos en su humana naturaleza: Buddha el mundo de la consciencia, el Señor Jesús, el mundo del amor, de la sensibilidad y Hermes Trimegisto el mundo de la acción fecunda, de la voluntad, del carácter, de la ciencia, del saber. Pero ha de llegar en algunos milenios, un ser extraordinario que ha cultivado a un tiempo la consciencia-voluntad del Padre, la acción fecunda y poder maravilloso que representa el aspecto llamado Fuego Creativo del Espíritu Santo y el mediador llamado el sentido crístico. No alcanzamos a imaginar la grandeza y majestuosidad de un ser de tal evolución. Aún no se ha hecho presente para el mundo porque no merecemos que un ser de tal magnitud venga a instruirnos; aún hay demasiado egotismo. El egotismo es falta de amor, de altruismo, de sensibilidad. Por eso el Señor Jesús con inmensa sabiduría decía: "Qué os ganaís con decir, Señor, Señor, si en cambio no hacéis lo que yo os digo" y qué decía? "Amaos los unos a los otros, con eso probaréis que sois mis discípulos", discípulos del Cristo, del sentido espiritual. Es uno de los mensajes de la escuela R.C.: que eduzcamos amor, que aprendamos a convivir en paz, comencemos por el hogar con nuestros padres, hermanos, cónyuge, hijos, que haya paz, aprendamos a controlar la emotividad y la mente razonadora lógica separatista que nos impide que el altruismo que es bondad y amor, nos acerque a los demás. Cuando cultivemos la armonía en nuestro hogar, por un sentido de afinidad vibratoria maravillosa empezaremos a irradiar esa paz y esa armonía a todos nuestros demás parientes, amigos y así en una cadena ingente, prodigiosa de amor, el mundo después de varios siglos alcanzará la tan anhelada fraternidad. Somos parte de la misma esencia cósmica, somos llamitas de la misma llama universal; no somos distintos, podemos tener diferentes rostros, mayor o menor cantidad de dinero en el bolsillo, pero en la esencia misma allá en el fondo de nuestro ser somos exactamente iguales. Qué tal que de un momento a otro las células de mi hígado se pongan a pelear con las células de mi cerebro y digan: tu no eres nada para mi no quiero saber nada de ti. Pues simplemente el organismo se echa a perder y hay que abandonar la materia porque fallece el cuerpo, aunque el espíritu no fallece jamás porque la vida siempre será vida. Vamos a hacer un análisis evolutivo de las siete escuelas R.C. desde cuando comenzaron a aparecer en la historia de la humanidad para llegar finalmente a lo que es el presente y el futuro promisorio que ha de encarnar la sabiduría R.C. para el mundo.
Escuela de los Magos: De Atlántida, el conocimiento de la magia pasó a Caldea y de allí a Persia donde surgió la escuela de los Magos. Los Magos, seres que conocían las leyes del magnetismo universal, comprendían que todo el universo mantiene su armonía, su ritmo, su devenir gracias a las fuerzas electromagnéticas de los planetas, de los soles, fuerzas centrífugas y centrípetas que mantienen el equilibrio universal produciendo un gran acorde cósmico que Platón llamó la música de las esferas; es justamente el sonido que está produciendo cada uno de los planetas al cortar el campo electromagnético del Sol y cada uno de los sistemas solares al cortar el campo electromagnético de una galaxia en la cual y con la cual están evolucionando. Esa es la fuerza maravillosa del electromagnetismo en lo cósmico; pero cada una de nuestras células es de naturaleza totalmente electromagnética; estamos irradiando y absorbiendo a un tiempo energías, irradiamos fuerza con nuestra mirada, con nuestra voz, con nuestras manos. Todas nuestras actividades y actitudes de la vida son un irradiar, son un ir y venir de energías prodigiosas. Somos irradiantes y absorbentes, porque cada vez que irradiamos absorbemos. Cuando hablamos, el que habla está irradiando y el que escucha está absorbiendo, recibiendo, pero luego viene el intercambio de energía y quien estaba escuchando a su vez se convierte en el interlocutor y empieza a irradiar. En el campo del amor, en el campo electromagnético maravilloso de una pareja el varón irradia su energía, su vida, su alma, su sensibilidad a través de los únicos puntos que nos ponen en contacto con la esfera de la sensibilidad y de la consciencia que son los ojos. La mirada no engaña jamás. Quien sepa comprender la mirada, sabe el grado de evolución de cualquier ser, sabe exactamente cómo está, si la persona está triste, alegre, enferma, deprimida, si es feliz, si es infeliz. Es un punto de electromagnetismo maravilloso. Igualmente nuestras manos. Cuando intercambiamos un apretón de manos, estamos en ese campo maravilloso de la irradiación y de la absorción de energías. El que tiene más salud, más magnetismo, más vitalidad, más fuerza, está impregnando con ese saludo energía que va a estimular relativamente la energía quieta, dormida, de menor evolución quizás, enferma o triste de aquél que se encuentra con él. Es por eso que no debiéramos dar la mano jamás si no estamos plenos de armonía, de veracidad. Si nos sentimos realmente felices de darle la mano a alguien, pues estrechemos su mano y así estaremos prestándole un gran beneficio a esa persona porque estaremos formando un campo de inducción electromagnética y le daremos salud, vitalidad, alegría, armonía interior. Pero si estamos llenos de egoísmo, de ira, de celos, de pasiones de alguna índole, de tristeza, si le vamos a dar la mano solamente por cumplir entonces en vez de irradiar algo positivo, estamos fijando de una manera negativa la salud, la vitalidad, la alegría, la armonía de aquél a quien le estamos compartiendo nuestro apretón de manos. Los Magos conocían estas leyes del electromagnetismo y sabían que a través de la fuerza electromagnética podían sanar, dar felicidad, alegría a los demás. Es la fuerza maravillosa del electromagnetismo que se cultiva a través de la simpatía, palabra mágica que el quiere algún día pertenecer a la escuela de los Magos debe trabajar internamente, debe saber que es la simpatía la que le lleva a educir ese algo maravilloso que está vibrante en el fondo de su ser y que tiende a despertar energías y poderes incalculables que aún desconoce la ciencia. Es el poder de la simpatía, el poder de la magia. La magia no es prestidigitación, eso es un juego de manos. La magia es justamente mover las energías del magnetismo universal; como nosotros somos parte de esa energía electromagnética universal, tenemos que ser conscientes de ella para ponerla en movimiento. La energía electromagnética siempre va de un polo al otro, del polo masculino al femenino, del positivo al negativo. Si no fuera por esa doble polaridad positiva y negativa los imanes jamás podrían ser magnéticos; si nosotros no sabemos ser a un tiempo irradiantes y absorbentes, dar y recibir, compartir en una palabra lo que es nuestra fuerza interior, no podremos de ninguna manera ser magos, es decir, ser magnéticos. Si no cultivamos la estética que es simpatía, mística, armonía interior, no podremos jamás llegar a la fuerza y poder del magnetismo. Ese es el conocimiento que la escuela de los Magos pudo derivar en la antigua Caldea y Persia. Hoy en día la escuela de los Magos al igual que las demás escuelas R.C. se encuentran activas en el mundo en cada país; siempre existe un gran maestro, un iniciado en algún punto del planeta que está dispuesto a entregarle estos conocimientos a la humanidad. Son simplemente formas de mejorar la vida y la evolución y todo depende de nosotros, porque cada uno de nosotros vibra en simpatía con una de esas siete escuelas. No tenemos por qué pertenecer a todas las escuelas, sino que cada uno debido a la onda evolutiva en el momento de ser emanados por Dios, el Logos solar, fuimos canalizados por un rayo cósmico. Son siete grandes rayos cósmicos que nos ponen en armonía con cada uno de los siete planetas sagrados, que el Apocalipsis llama los siete espíritus delante del trono de Dios y que en nuestro planeta Tierra funcionan gracias a que son siete días maravillosos en los cuales estamos evolucionando permanentemente. En los textos bíblicos encontramos por todas partes que el número siete es la razón de ser de multitud de fenómenos, actividades y fuerzas. Así mismo, son siete colores, tres básicos y cuatro secundarios, siete notas musicales y siete grandes vórtices de energía y de acción llamadas glándulas endógenas en nuestro organismo en relación con los siete chakras. Obviamente los siete chakras, los siete rayos, los siete días de la semana, los siete colores del espectro visible, siete notas musicales, etc, están en relación con esas siete grandes escuelas de los R.C. Todo tiene un punto matemático de relación en nuestra interioridad y debemos ir descubriendo cuál es ese punto. El electromagnetismo cósmico tiene su punto focal en nuestros huesos. Las personas más huesudas son las personas que tienen la capacidad de desarrollar mayor cantidad de esa fuerza electromagnética, porque son más activos y la actividad desarrolla magnetismo, el movimiento desarrolla energía. El magnetismo es el movimiento de la electricidad; cuando los electrones se están desplazando a través de un eje, en este caso nuestro aparato óseo que está rodeado por el sistema nervioso, se va forma un campo electromagnético y la capacidad electromagnética de un ser le da también la posibilidad de ir desarrollando mayor cantidad de consciencia y de voluntad. Por eso las personas que están en el rayo de la magia aún sin saberlo, son personas que tienen una capacidad volitiva inmensa, la voluntad en sus vidas es la nota preponderante, todo lo que comienzan lo terminan inexorablemente. Esa es la manera de ir perfeccionándonos en el campo del magismo.
Escuela de los Gnósticos Alejandrinos: Después de la escuela de los Magos, a lo largo de los tiempos, allá en la época de Alejandría en donde existió aquella biblioteca memorable que guardaba conocimientos que desafortunadamente muchos se perdieron después de la bárbara destrucción de la biblioteca, surgió la escuela de los Gnósticos Alejandrinos, llamados en aquella época los Gimnosofistas, palabra que viene de gimné, desnudo y sofos, sabiduría, la sabiduría al desnudo. Significaba que estos seres buscaban el conocimiento en su estado puro, en su estado prístino, tal como la naturaleza nos lo muestra, tal como lo podemos derivar del fondo de nuestro corazón si vamos allí en un estado de armonía interior. Los Gnósticos Alejandrinos poseían conocimientos maravillosos que hoy en día se encuentran de una manera extremadamente secreta en el corazón de unos muy pocos iniciados; enseñaban que la pureza es la base para pertenecer a esa escuela y alcanzar el sentido místico que es la finalidad del ser humano que quiere ponerse a tono con toda la evolución o manifestación divina. La pureza en la vida es algo que la humanidad desconoce totalmente. Pureza de pensamiento, pureza de palabra, pureza de acto. Nuestra vida está manchada por la impureza; somos personas que estamos acostumbradas a utilizar el verbo, el lenguaje de una manera impura, soez, ordinaria, siempre estamos pensando en la satisfacción del instinto genitor; es decir, se ha perdido la pureza, se ha perdido la capacidad de ir a la vida misma de nuestro ser para derivar de ella todo su poder y espiritualidad característica. Quien no sea puro jamás podrá tomar contacto con esa esfera. La escuela de los Gnósticos Alejandrinos y los Caballeros de la Mesa Redonda a la cual haremos referencia, nos recuerda la historia de el rey Arturo con sus caballeros. Arturo, palabra que significa ar, sol y tor, rayo, fuego, energía, acción, podía dirigir a su pueblo con toda la magnitud que de un rey puede esperarse. Pero llegó el momento en que este rey perdió su pureza, fue seducido por su hermanastra y malvada bruja Morgana; después de esto el rey Arturo enfermó. El reino se vino a menos, la naturaleza dejó de producir los frutos que servían para alimentar el pueblo. Después de mucho sufrir, el rey Arturo reunió a sus caballeros y les dijo: la única solución es recuperar nuevamente la pureza perdida y sólo lo lograré si puedo beber del cáliz sagrado, del cáliz del Grial, las sagradas aguas de la vida. Envió a todos sus caballeros a buscar el santo cáliz, todos lo buscaron, pero nadie regresaba con él. Uno de sus caballeros llamado Parcival, que significa el que por sí vale, el Ego, era el caballero más puro, más casto, casi un tonto en el campo del amor humano, se encuentra con Kundri, aquella princesa hechizada por el malvado brujo Klinsor que la tiene bajo su poder hipnótico. Kundri, tiene la finalidad de atraer y enamorar los caballeros que llegan a buscar el santo cáliz, para hacer que pierdan su pureza, su virtud y por lo tanto no pueda adueñarse del cáliz. Pero Parcival no conoce el amor humano, sólo conoce el amor divino. Se presenta Kundri con toda la belleza característica que el aspecto femenino puede manifestar para un varón normalmente constituido, pero en él solamente existe pureza, solamente existe armonía y Kundri no puede de ninguna manera atrapar a este joven puro, casto y inocente. Parcival finalmente obtiene el cáliz y lo lleva al rey Arturo quien al beber de él recupera su lozanía, vigor, fuerza, lucidez, consciencia, sabiduría, todo el reino comienza nuevamente a florecer, a fructificar y vuelven las épocas maravillosas de lozanía y esplendor. Solamente Parcival, el Ego, el que por sí vale, en la pureza y mística de su corazón, pudo ayudar a recuperar la voluntad, la salud y la juventud perdida del rey Arturo. En esa historia de la tradición gala se encuentran ocultos conocimientos incalculables en símbolos maravillosos que la escuela R.C. entrega a través de historias para que en nuestra consciencia infantil muy dormida pueda irse despertando el sentido de la verdad. Cada uno de los cuentos de hadas que nos solían contar de niños, tiene un profundo conocimiento y significado esotérico que es la razón de ser de la actividad de estas secretas escuelas de los R.C. La escuela de los gnósticos centró su conocimiento en el Génesis, texto bíblico de inmenso conocimiento en el campo de la polaridad, de lo que debe ser el rendir culto el varón a todas la mujeres y las mujeres a todo varón. La humanidad ha perdido ese sentido de la pureza. Hasta hace algunas décadas, cuando aún las mujeres se vestían con ropajes largos y las visitas eran a bastante distancia el uno del otro, existía la poesía, la belleza, el verdadero enamoramiento, las palabras tiernas. Los hombres le escribían las más bellas poesías a las mujeres, le llevaban serenatas con frases llenas de encanto, colorido y armonía. Ellas se sentían las más divinas, las más bellas, las reinas del Olimpo. Pero a medida que el tiempo fue pasando y vino la famosa liberación, la mujer fue descubriendo más sus encantos al mundo y perdió esa pureza, esa introversión, esa castidad coqueta y hermosa que le caracterizó durante centurias. El sentido de la belleza, del bien y del progresivo perfeccionamiento estético del ser humano se perdió surgiendo el instinto con toda su pasión desbordada; por eso la humanidad se debate en guerras, en odios, en celos. La fuerza desequilibrada del instinto le está haciendo un daño inmenso a la humanidad. Hasta tanto el hombre no vea a la mujer como el ser que le va a permitir si es su esposa la posibilidad de engendrar sus hijos, seres que esperamos sean lo mejor no solamente por el bien de ellos sino también por el bien del mundo, la humanidad seguirá en ese sendero progresivo de degeneramiento. De igual manera, hasta tanto la mujer no comprenda su misión cósmica que es servir de recipiente a la semilla del varón para que esta pueda llegar a un cáliz fértil, espiritual y espiritualizante engendrando seres de evolución sanos, inteligentes, bellos y maravillosos, la humanidad seguirá por el sendero de los vicios, de la debacle. Los desequilibrios, las enfermedades, las tristezas, toda la cantidad de problemas de la humanidad se deben al mal uso de la energía generadora. La alegría de los niños, la pureza de sus vidas, la alegría de los jóvenes adolescentes que aún no conocen el sexo, es gracias a que aún no han llegado a probar del fruto que la Divinidad dijo: "de este árbol no probarás" porque no es para la satisfacción del instinto, es únicamente para perpetuar la raza. No conocemos la grandeza y poder de la fuerza germinal. Los misterios acerca de esa energía están encerrados en la escuela de los gimnosofistas de la antigua Alejandría, en donde estos conocimientos eran de una sacritud inmensa.
Escuela de los Caballeros de la Mesa Redonda: Ya hicimos referencia al rey Arturo, al ar, sol y turo, es tor, es rayo, fuego, es la energía del sol. Era un símbolo que los antiguos daban al Sol y a su cohorte planetaria con toda la evolución que se encuentra en ella. El rey Arturo para ellos representaba el Sol, su jefe máximo, su dador de vida, el que podía mantener la armonía de los mundos y de cada planeta, el que permitía que las estaciones fueran dándole a la humanidad los alimentos adecuados al sembrar en la primavera y cosechar en el verano. Este conocimiento que después fue hacia el norte de Europa y se situó en las Galias, buscaba enseñarle a la humanidad el misterio de la acción fecunda, para que el ser humano descubriera y conociera la ciencia. Nosotros somos y logramos lo que queremos gracias a la acción. El perezoso no logra nada en la vida. La quietud, el ostracismo, impide que podamos lograr nuestras metas y conquistar nuestros ideales; pero cuando realmente nos esforzamos, cuando aplicamos nuestra voluntad, dirigimos nuestra vida a través de la acción fecunda, podemos obtener todo lo que queramos, absolutamente todo, porque por encima de la voluntad humana no está sino la voluntad divina. Así como el sol constantemente está irradiando su vida, su calor, su fuerza, su electromagnetismo y permitiendo la vida del sistema solar, así debemos ser nosotros: activos, pero positivamente activos, debemos emocionarnos, pero de una manera veraz y positiva, dejando las emociones negativas: la envidia, los celos, el temor, la ira, que inhiben la acción fecunda. Cuando realmente dirigimos nuestra vida de una manera positiva, podemos llegar al conocimiento de todo lo que queramos. Los científicos dirigen con acción positiva sus energías interiores para conocer los misterios de la naturaleza. Todos aquellos que están en el campo de la ciencia son seres que vienen trabajando en este rayo de la acción fecunda que es un rayo marciano que les ha de permitir conocer todos los misterios de la naturaleza.
Escuela de los Esenios: La cuarta escuela es la escuela de los Esenios. La palabra esenio viene de esen, que significa sanador y tambien pureza. En la época del Señor Jesús ya existía la escuela de los Esenios y a esa misma escuela el Señor Jesús fue a aprender sus primeras letras. Estos seres se han dedicado durante toda su vida a cultivar la pureza y la simpatía y por eso son bellos internamente y esa belleza les espiritualiza y les lleva a educir la belleza de su Ego, su sensibilidad, su amor por el prójimo y su capacidad para sanar. Quien no sea puro, no sea casto, no tenga simpatía hacia sus congéneres, no desarrolle la acción fecunda en su vida que es voluntad, que es movimiento, no podrá jamás ser un sanador. Hoy en día existen multitud de escuelas de sanadores que cobran a tanto el curso; es que hay algunas personas que quieren sacarle los centavitos a los demás de su bolsillo. Para eso no existe una enseñanza, para eso existe un sentido interior. Cuando el hijo está enfermo, cuando se golpea, la madre con esa sabiduría que solamente la intuición del alma puede entregar, hace una imposición de manos o le insufla el aliento y el niño como por arte de magia va sanando. Hoy en día los niños no sanan tan fácil porque a las madres les falta simpatía, les falta acción fecunda, les falta pureza y no digo solamente las madres, sino los padres en general; eso lleva a que haya una desconfianza en el poder de su ser interno que es de naturaleza divina y entonces es mejor correr a donde el médico para le mande al niño un medicamento viendo que el padre o la madre pueden hacer el milagro magnético de repolarizar la unidad electromagnética que se encuentra alterada justamente por culpa de ellos mismos. Porque son los progenitores en su estado de alteración emocional, de egotismo, de irracionalidad, de ira, de tristeza, de depresión, los que se encargan de disminuir la fortaleza del campo electromagnético del bebé el cual a su vez secuencialmente hace que se disminuyan las defensas y el niño enferma de una cosa, de otra y de otra. Si los padres son felices, si están plenos de armonía, si son espirituales, si su vida es pura, sus hijos son perfectamente sanos. He allí realmente el milagro maravilloso de la salud que hemos desconocido totalmente. El libro "La enfermedad como camino", aunque es bastante superficial, por lo menos le está abriendo los ojos al ser humano, le está diciendo que es su estado interior el que le lleva a enfermarse. ¡Claro! Los celos, la ira, la envidia, la desconfianza, la irracionalidad, los gritos, la altanería, la brusquedad, la mentira, la envidia, todas aquellas alteraciones de nuestra humana naturaleza son las que desequilibran nuestro campo electromagnético llevando a que nuestro organismo se enferme. En el futuro, una humanidad veraz, sensible y mística, al cultivarse en el campo interno progresivamente irá mejorando su vida y la enfermedad habrá de desaparecer de la faz de la tierra. Cuando no haya egotismo sino altruismo, cuando no haya pereza sino acción fecunda, cuando no haya tristeza sino alegría, cuando no haya inconsciencia sino consciencia, desaparecerán las enfermedades, la tristeza y la miseria del mundo como por arte de magia. Por eso debemos cultivar el altruismo y ser conscientes; pero la consciencia debe ser sensible. Una consciencia a la cual no se le unifique el sentido estético de nuestro corazón, no podrá llevarnos a un lugar seguro, porque la consciencia sola sin la guía de la sensibilidad, nos llevaría a ser separativos de los demás y la idea no es separarnos sino acercarnos a la humanidad, la idea es formar el conglomerado maravilloso de la fraternidad universal. La escuela de los Esenios es la escuela de la belleza y la sensibilidad. Los Esenios son simpáticos y por eso son magnéticos, son puros y a través de su mística que les lleva a desarrollar sensibilidad, con su sola presencia logran curar las enfermedades de cualquier persona, ellos saben quién está enfermo y ellos van hasta donde está la persona y sin siquiera decir quiénes son ni qué hacen, prestan el servicio. Desafortunadamente no hay Esenios a la vuelta de la esquina; se encuentran aún muy alejados, porque saben que la humanidad tan egotista tiene que sufrir; gracias al sufrimiento irá madurando y esa madurez le habrá de dar una mayor felicidad. Los Esenios se conocieron en la Edad Media como los Alquimistas que se dedicaban a cultivar y desarrollar la piedra filosofal, el elíxir de la larga vida y todas aquellas cosas maravillosas que buscaban. Tuvieron que cambiar su nombre en la época obscurantista por la cual hubo de pasar la humanidad en estos últimos dos mil años. La misión de los Alquimistas era transformar simbólicamente los metales más viles y ordinarios en oro. ¿Cuáles metales ordinarios? Los más baratos que existieran, el plomo, el estaño, el hierro, el cobre; símbolos que representaban las energías más densas de nuestra vida: la melancolía, la depresión, la tristeza, la pereza, la quietud, ese era el plomo que había que transformar en el oro genuino de la espiritualidad y del progreso, en la armonía espiritual. Se buscaba transformar o mutar alquímicamente la pereza en actividad, la depresión en armonía, la tristeza en alegría, todo lo negativo en positivo y espiritual; eso era transformar el plomo en el oro de la espiritualidad. Pero también el estaño debían convertirlo en oro. El estaño representa el instinto psicosexual, la pasión genésica que ha enloquecido a la humanidad y que la sigue enloqueciendo, produciendo problemas conyugales, divorcios, lloriqueos, enfermedades y problemas de toda índole. Si somos sinceros con nosotros mismos encontraremos que muchos de nuestros problemas tienen que ver con el mal uso de esa energía. Ese era el estaño que había que transformar en oro, había que coger la impureza y transformarla en pureza, coger el instinto y transformarlo en devoción y espiritualidad. Luego había que coger el hierro, otro metal vil y despreciable por lo barato para convertirlo también en oro. El hierro representa la emotividad, la ira, el odio, los celos, todo las emociones y pasiones locas que nos llevan a destruir y a acabar con todo. En el matraz de la alquimia había que transformar progresivamente el hierro en el oro espiritual, es decir, había que transformar la emoción, la ira, los chismes, los celos y el negativismo que impregnan nuestra sangre roja y caliente, en armonía, en espiritualidad, en sentido estético, en sentido místico, en belleza, en arte, en poesía, en pintura, en escultura, en danza, en todas las maravillas que están ocultas en el fondo de nuestra alma. De manera que los Alquimistas aprovechaban la belleza y sensibilidad de su vida, para transmutar los bajos metales en los metales más puros y divinos.
Escuela de los Hermetistas: Se llama de los hermetistas porque fue Hermes Trimegisto ya lo dijimos, quien habló del poder maravilloso de la educción del conocimiento a través de la aplicación del Verbo. Y qué es el Verbo? Dice San Juan en los primeros versículos de su evangelio: "En el principio era el Verbo, el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios y todas las cosas por él fueron hechas". Realmente el Verbo es sonido, nuestro lenguaje es Verbo, no es el Verbo cósmico pero sí tiene una naturaleza homóloga. Con el lenguaje podemos dar alegría o tristeza, salud o enfermedad; podemos hacer lo que queramos a través de nuestro lenguaje. ¿Cómo hace el político a través de su lenguaje para que centenares de personas le sigan como ovejitas al matadero? Es justamente el poder del lenguaje que sirve para crear en cualquier mundo, en cualquier plano. Es maravilloso el poder del lenguaje cuando le decimos a alguien una palabra bella e inmediatamente el rostro de la persona se ilumina esplendente, su vida cambia y se siente feliz. Es el poder del lenguaje creador y hacedor de cosas cuando le decimos a alguien una palabra soez, negativa u ordinaria y vemos ensombrecer su rostro, opacar su sonrisa y marchar día a día cabizbajo y triste. Es el poder del lenguaje. Nuestros seres queridos viven felices y plenos cuando nuestro lenguaje con ellos es florido, veraz, armonioso, lleno de ritmo y belleza. Pero cuando nuestro lenguaje es soez, negativo, estamos irritables, insultando, maldiciendo, gritando y maltratando con nuestra palabra, les vemos marchitar, opacar su vida, poco a poco se van enfermando y pueden llegar incluso a abandonar la corteza física, es decir, a fallecer porque les hemos robado el alma, les hemos destruido la armonía interior. Eso es lo que sucede con muchas personas de naturaleza inmensamente sensible que están al lado de otra altanera que les trata mal: van decayendo paulatinamente. Es el poder del lenguaje, es el poder maravilloso del Verbo. Por eso, los griegos con inmenso conocimiento de estas profundas leyes de la naturaleza y de la vida, hicieron referencia a su dios Hermes, a Mercurio, como el dios del lenguaje. Hermes tenía la capacidad con su lenguaje de engañar a los dioses y a los hombres, de convencer hasta al mismo Júpiter el rey del Olimpo. Es justamente el poder del lenguaje. Por eso se dice que el lenguaje es el que gobierna a los comerciantes, a los conferencistas, a los médicos, a los charlatanes, a los ladrones, porque todos ellos deben utilizar el lenguaje el lenguaje para los fines que buscan. El comerciante quiere convencer al cliente que lo que vende es lo mejor, aunque en su interioridad sepa que no es así, pero no le importa, lo importante es engañarlo y sacarle la plata del bolsillo; es el poder del lenguaje utilizado de una manera negativa y perversa; pero es el mundo de los negocios y qué le vamos a hacer, allá cada cual con su vida, es su problema, ese es su trabajo. Pero mantener el ideal de un trabajo en el cual no engañemos a los demás sino que les digamos la verdad, ¡maravilloso! He ahí la solución al problema. Si el médico no le habla al paciente, si es huraño, el paciente no cree en el médico y ni siquiera se toma la droga que le manda. Pero si el médico habla con el paciente, lo escucha y empieza a convertirse en un consejero espiritual, entonces aquella persona a la que le abrieron el alma, a su vez abre su alma por una simpatía vibratoria y se habrá de curar; es el poder del lenguaje que el médico inteligente, consciente o inconscientemente sabe utilizar. Un conferencista puede utilizar el lenguaje para decir profundas verdades y también para decir las más absurdas mentiras. Por eso es una responsabilidad muy grande para quien está hablando, saber lo que está diciendo y ser consciente de lo que dice, porque si está diciendo mentiras, por ley eterna de Causa y Efecto, al estar pecando contra la naturaleza del Padre cósmico que es el sendero de la verdad, estará alejándose del sendero de la salud, de la armonía y la espiritualidad, generando para esta y futuras encarnaciones enfermedades y problemas de toda clase. He allí lo delicado del poder del lenguaje. Allá en el antiguo Egipto, los hermetistas eran seres que tenían la capacidad de hacer obras portentosas a través de su lenguaje. Entre más elevada la escuela, mayor poder de control tiene sobre las esferas inferiores, porque son tres rayos principales que están en relación con los tres aspectos de la Divinidad tal como la religión nos lo quiere mostrar. El primer rayo está en relación con la voluntad-consciencia del Padre; el segundo rayo está en relación con la sensibilidad, armonía, belleza y espiritualidad del Cristo o del Hijo; y el tercer rayo está en relación con lo que se llama el Fuego Creativo del Espíritu Santo, algo de lo cual todo el mundo habla sin saber qué es, pero realmente es el fuego cósmico naturalizado en la vida. Es el Fuego Creativo del Espíritu Santo el que permite que la semilla del vegetal despierte y se convierta en el árbol prodigioso que produce frutos que han de alimentar al mundo, es el Fuego Creativo del Espíritu Santo cósmico que durmiendo en la semilla del ser humano permite que se pueda formar un ser maravillosamente estructurado que puede tener una inteligencia, sensibilidad, voluntad y capacidades asombrosas que han de servir para el bienestar del mundo. Son tres rayos que están en relación con tres líneas principales de acción y que se conocen básicamente como voluntad, sabiduría y actividad. Voluntad-consciencia del Padre, como sabiduría-amor, belleza que es el Hijo y como actividad permanentemente, como Verbo fecundo llamado Espíritu Santo. El poder del Verbo, el lenguaje, tiene también como ya lo hemos dicho que apoyarse en los estratos inferiores y el principal estrato en el cual esa energía del Verbo debe asentarse está en relación con la esfera de la pureza. Vamos a ver cómo se relaciona lo uno con lo otro: El Verbo, sonido, lenguaje, tiene su punto radical de acción en la esfera germinal, en la esfera de la generación. ¿Cómo podemos saber que eso es cierto? Es extremadamente sencillo. El niño o la niña en sus primeros diez años de vida su voz es andrógina, no podemos distinguir si es un niño o una niña, pero cuando ya comienza el desarrollo sexual, entonces tanto en el niño como en la niña cambia la voz. La voz de la niña se torna ligeramente grave, la voz del niño empieza a cambiar y decimos que está haciendo gallitos. Entre más poder y magnitud se tenga en la esfera germinal, más poder y energía en la esfera del lenguaje, mayor capacidad para exteriorizar lo que piensa, siente y vive. De igual manera, para saber la íntima relación que existe entre la fuerza germinal de la cual hemos abusado inmisericordemente a lo largo de la vida y la evolución y la esfera del lenguaje, no es sino mirar el anciano: cuando comienza la decrepitud, la voz cambia y decimos que está chocheando, la voz se quiebra, se rompe y va perdiendo el brillo metálico característico que hizo posible que toda la magnitud de ese ser pudiera manifestarse a lo largo de su vida. Es prodigioso el poder de esa energía. ¿Qué relación tiene esa energía con el cerebro, con la capacidad de pensar? Podemos observarla: Los niños son inteligentes, la energía está en su prístina pureza, el adolescente es enérgico, es activo, esa energía se ha despertado en toda su magnitud y su poder; el adulto es una persona que piensa con claridad pero no tiene esa misma asombrosa rapidez mental que tiene el niño y el adolescente, ya tiene que pensar las cosas dos veces y cuando llega el momento en que empiezan a olvidarse las frases, los nombres, los asuntos y las situaciones está empezando a acabarse el poder de la esfera germinal, la fuente de la vida. Cuando la memoria se va del todo y la persona no se acuerda de nada y se dice que está chocheando el viejito o la viejita, es porque la energía de la vida, el fuego cósmico que se ha naturalizado en el ser humano se ha perdido definitivamente y entonces lo único que le queda por hacer a ese Ego es abandonar esos vehículos, cuerpo físico, vital, emocional y mental que no le sirven para adquirir más experiencia y pasar a las regiones del ultra sumergiéndose en la vida cósmica antes de renacer después de muchos centenares de años a otro amanecer de la encarnación terrestre para continuar adquiriendo experiencia. El poder del Verbo tiene su centro génesis que hace posible que todo el universo exista. Por eso el evangelista dijo esas palabras que voy a repetir: "Todas las cosas por él han sido hechas", todas las cosas del Verbo cósmico. El fuego cósmico naturalizado en la esfera psicosexual del ser humano permite que nosotros también seamos creadores engendrando un nuevo ser unidos a Dios en ese momento majestuoso. Cuando esa energía no se gasta en la esfera de la generación, debemos dirigirla con la mayor mística posible a la esfera del corazón, de la laringe y del cerebro, para educir la Divinidad latente que todos tenemos. Es por eso, repito, cada una de las escuelas superiores tiene que apoyarse en la inferior, para así ascender místicamente a través de la escala simbólica de Jacob, es decir, ir de la incapacidad al poder total, de la inconsciencia a la omnisciencia, de la ignorancia a la sabiduría. En la Edad Media la escuela de los Hermetistas se conoció como la escuela de los Templarios, que después se llamó la escuela de los Masones. ¿Qué hacían los Caballeros del Templo, los Templarios? Construir, eran arquitectos; la palabra viene del griego tekton que significa constructor y arque es molde, modelo o arquetipo, construían unos modelos o arquetipos que representaban el templo del Altísimo en donde la vida cósmica había de manifestarse. Y ¿cuál es el templo del Altísimo? Nuestro cuerpo, por eso todas las catedrales que los Templarios legaron para la humanidad están representando un cuerpo en donde los brazos y el eje vertical están formando una simbólica cruz. Dejaron conocimientos maravillosos en las columnas, en cada una de las figuras que quedaron allí talladas y en la forma de estos templos; era la actividad, la acción fecunda, para demostrar que el Verbo génesis, el Verbo cósmico se manifiesta en el templo, pero no en los templos de barro hechos por las manos de los hombres, sino en el templo hecho sin sonar de martillo, por las manos del Altísimo, nuestro cuerpo, maravilloso, divino, en donde quién iba a instruir? El Verbo. En el templo el sacerdote celebraba la misa, la misión sagrada que tenían estos seres que en aquella época eran conocedores de los misterios de la vida, de mostrarle a la humanidad el camino, de enseñarle a profundizar, a mejorar su vida y su evolución. Esa era la misión, la misa donde el sacerdote era simplemente la representación de nuestro Ego interno, que en el altar del Altísimo debía aprovechar la energía del Verbo para instruir a todos los feligreces, es decir, a nuestro ser interno en el sendero de la verdad, de la belleza y del bien.
Los Caballeros del Santo Grial: El Santo Grial, nos recuerda el sagrado cáliz con el cual el Señor Jesús en la última cena compartió simbólicamente con sus discípulos, el mismo sagrado cáliz en el cual posteriormente José de Arimatea recogió la sangre-agua, que dice el texto bíblico que emanaba del costado del cristificado en la cruz. José de Arimatea entregó luego este santo cáliz a los Caballeros del Santo Grial que así debían llamarse, para que lo llevaran según dice la tradición a España e Inglaterra donde debían mantenerlo oculto hasta tanto llegara un ser de infinita pureza, de absoluta espiritualidad, de intachable moralidad que pudiera nuevamente tener acceso a este cáliz maravilloso. Que haya existido o no este cáliz físicamente es muy probable, pero eso no es lo importante. Lo importante es el símbolo; como recipiente de energías cósmicas, el cáliz de nuestra vida, nuestra alma, debe recibir la sangre del salvador, es decir, el fuego del Cristo cósmico. Jesús no era el Cristo; Jesús era el hombre, pero por su inmenso grado de evolución y de espiritualización logró tomar contacto conscientemente con las energías del Cristo cósmico. Por eso se le llamó "el ungido", es decir, el que se había vinculado conscientemente con el Cristo, era un cáliz viviente, un recipiente de las energías cósmicas; se espiritualizó a tal grado que quiso mostrarnos ese conocimiento maravilloso para que nosotros también pudiéramos llegar a convertirnos en verdaderos cálices del Santo Grial y recibir conscientemente las energías del cosmos. Eso es lo que debemos hacer. Cuando el ser humano despierte una gran devoción, pureza y respeto hacia toda manifestación de la energía cósmica de naturaleza viviente, solamente en ese momento la consciencia cósmica le iluminará y se convertirá en un cáliz prodigioso que habrá de recibir estos conocimientos para después compartirlos con el mundo. Los Caballeros del Santo Grial, son seres de inmensa sabiduría y total devoción hacia toda vida, hacia todo ser, hacia toda manifestación de las energías cósmicas porque saben que lo Dios, lo divino, duerme hasta en las más ínfima de las piedras; todo es manifestación de Dios porque formamos parte del mismo conglomerado cósmico. Estos seres prodigiosos que nos esperan algún día para que abrevemos en la fuente maravillosa del conocimiento de su escuela de sabiduría. ¿Por qué es una escuela de sabiduría? Porque es la escuela del saber interior. A los caldeos se les llamó sabeos, palabra que derivó posteriormente en la palabra sabios; sabían y conocían el misterio de la educción de la devoción espiritual y espiritualizante porque saber es sentir la vida interior. Quien siente su vida interior, quien logra elevar y espiritualizar sus vehículos, se convierte en un sabio. El sabio es aquél que tiene el conocimiento perfecto permanente porque su divina intuición le está iluminando y sabe absolutamente de todas las ciencias, filosofías y esencias místicas del planeta; es la sabiduría maravillosa que su espíritu le está entregando, es la evolución prodigiosa de su ser interno.
La Escuela de los Kabalistas: Finalmente tenemos la escuela de los kabalistas, la superior, la sublime, la cúspide que sintetiza todas las demás escuelas. De la escuela de los Kabalistas emanan todas las demás escuelas, porque tiene el conocimiento de todo lo que es la evolución de la humanidad en sus siete rayos maravillosos, en sus siete líneas características, en la acción, dirección y activación de los siete grandes chakras, escuelas de misterios o simbólicas iglesias del Apocalipsis. Los Kabalistas cultivan la voluntad maravillosa del Padre cósmico para vincularse a la consciencia del universo; por eso son seres conscientes, seres espirituales. Los Kabalistas son los buscadores del aliento cósmico a través del principio fecundante de toda la naturaleza; comprenden que cada vez que cultivan conscientemente un proceso, que dirigen sus energías como buenos alquimistas hacia la esfera de la consciencia en su cerebro, son como divinos recipientes del cosmos, de la inteligencia cósmica lo que les permite tomar contacto con los divinos instructores del mundo, no importa si están en cuerpo físico o se encuentran en los mundos espirituales que la religión llama el cielo. Estos seres son los Iniciados, los Adeptos y Maestros de toda la evolución; los divinos Kabalistas, entre los cuales, Buddha, Jesús y Hermes son exponentes gigantescos de ese conocimiento maravilloso, vienen a mostrarnos cómo llegar a ese profundo estado. Solamente quien desarrolle todos estos pasos en su trabajo interno simpatía, pureza, mística, acción fecunda, belleza, sensibilidad, Verbo, devoción, podrá llegar a la divina consciencia. Es un proceso de escalonamiento sucesivo. La escuela de los Kabalistas dio origen al conocimiento esotérico de todo el planeta; de esta escuela emanaron las siete escuelas de la R.C., los siete rayos de la escuela de yoga del Oriente y a través ellos fueron emanando sucesivamente todas las religiones que se conocen.
No tenemos que aceptar estos conocimientos, pero podemos dejarlos allá en el fondo de nuestro ser para ir poco a poco sopesándolos, analizándolos, estudiándolos y si llegamos realmente a verificarlos, a comprobarlos en nuestra vida, maravilloso. Si estos conocimientos sirven para mejorar la salud, la armonía conyugal, la relación de padres e hijos, las relaciones laborales, habrán cumplido su cometido. Si no, quedarán como una semilla, divina semilla en el fondo de nuestro ser que habrá de fructificar en alguna futura encarnación para hacer que nuestra vida sea luminosa, esplendente como la de aquellos que nos precedieron y nos mostraron el camino, para que nosotros también seamos grandes como ellos. Por eso el Señor Jesús exclamó como profeta del cosmos: "Cosas que yo hago haréis vosotros y cosas más grandes haréis". MUCHAS GRACIAS. Así como la persona que se entrena en un deporte cualquiera comienza por poquitico y después de años y años de entrenamiento logra la excelencia, así es este camino; al principio la persona comienza con muy poquitico, pero poco a poco con el paso de los años va llegando a la excelencia en el campo interno. El tiempo que se demore unas semanas, unos meses, unos años o varias vidas depende de si ya comenzó este camino en otras vidas, en otras encarnaciones; si ya lo comenzó va a ser muy sencillo, si apenas va a comenzar se ha de demorar un poquito más, pero como tenemos todo el tiempo por delante no hay problema.
—Una pregunta acerca de los planos dimensionales y llegar hasta la sexta o más dimensiones. —En primer lugar este plano no es bidimensional, es tridimensional, largo, ancho y altura o profundidad. Primero, entonces el plano físico es tridimensional. Cuando se habla de más dimensiones, ustedes me oyeron ahora que hablé del mundo tetradimensional, se está haciendo referencia a otro plano que no se puede conceptuar con nuestra mente, con nuestra razón, ni con nuestra imaginación. El tetradimensional al cual hicimos referencia en la conferencia es el plano al cual pasamos cuando no tenemos cuerpo. Ese plano solamente se puede vivir en él, pero no se puede describir. Ahora, hablar de sexta o de más dimensiones es simplemente divagar de cosas que nadie absolutamente puede comprobar, y que son palabras muy utilizadas actualmente por pseudofilósofos y pseudoesoteristas que hablan de muchas dimensiones. Hablemos simplemente de estas tres dimensiones donde estamos, los pies sobre la tierra y la cuarta dimensión o tetradimensional a donde nuestro espíritu puede elevarse en aras de la imaginación y de la sensibilidad. Hasta ahí le puedo responder, hasta ahí llegan los R.C. de ahí para allá no conozco absolutamente nada. Muy bien, gracias a todos, muy buenas noches. |
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