EVOLUCION
El ser humano como parte de la Naturaleza, está
íntimamente ligado a la Ley de Evolución que señala un progreso
permanente y efectivo de todo cuanto existe en el Universo.
Al observar la Naturaleza vemos que en los minerales se
encuentra de una manera subjetiva la inteligencia Universal, permitiendo que
ellos se amalgamen para hacer posible la existencia de la materia.
La materia que observamos en su complejidad y densidad
para nuestros sentidos, no es más que la asociación o maridaje de los
elementos químicos de Naturaleza polar contraria que al vincularse permiten
que surja todo cuanto existe. Pero la materia no la podemos desligar
completamente de la energía, porque energía y materia son los dos polos de
la Causa Eterna del Universo permitiendo su existencia.
Quienes leen la Biblia no en su sentido esotérico sino
dogmático, dicen que en el Génesis se hace referencia a la creación del
hombre y no a la evolución del mismo. La Biblia es un libro escrito
simbólicamente y así como todos los textos esotéricos hay que leerla
"entre líneas". Los siete días (simbólicos) de la creación,
son inmensos períodos de tiempo en relación con la evolución de nuestro
Sistema Solar.
Según las enseñanzas esotéricas, de esos siete días
de la creación, estamos promediando la mitad del cuarto día. Pero cada
día tiene su noche; es un amanecer y un anochecer del Cosmos, que a través
de miles de millones de años genera un Sistema Solar y todo lo que
evoluciona en él, volviendo a reasimilarse toda aquella experiencia para
que el Logos, Dios o el Gran Arquitecto del Universo —como dirían los
masones— pueda crecer más en su infinita Consciencia aprovechando toda la
experiencia de la evolución.
Pero así como sucede en nuestro Sistema Solar en esos
ciclos de evolución, sucede en todos los Sistemas, Constelaciones, Galaxias
y en el Universo, en el gran ciclo que es conocido en su inicio como el Big
bang o gran explosión, para la adquisición de Consciencia del
Absoluto, Eterno e Incognoscible Hacedor del Kosmos.
Si analizamos el camino de la evolución desde el
mineral, pasando por el vegetal, luego el animal, hasta llegar al hombre,
observamos que siempre un reino tiene que soportarse en el anterior, en un
camino de perfeccionamiento progresivo.
El reino mineral con sus múltiples actividades químicas
a través de enlaces iónicos, hace posible que los vegetales como
alquimistas vivientes, transformen los elementos químicos en elementos
coloidales que han de servir de base y nutrición al animal y al hombre. Por
eso el vegetal es un eslabón que sirve para vincular el reino mineral con
los reinos animal y humano.
El reino vegetal es inmensamente importante porque nos
proporciona el oxígeno y la nutrición; además al reflejar el color verde,
hace que nuestra salud física y emocional pueda mantenerse en armonía. Si
no fuera por el color verde de los vegetales, no podríamos —en el estado
actual de nuestra evolución— mantener la alegría, ni la cohesión
molecular de nuestro organismo y muy rápidamente habríamos de fallecer.
Pero alguien dirá: ¿Y aquellos que viven en los
desiertos? Ellos también se alimentan de vegetales; puede que la Naturaleza
vegetal no los esté rodeando en un momento determinado, pero los están
consumiendo. Y otros dirán: ¿Y los que consumen únicamente carne? Están
consumiendo un alimento animal, pero los animales a su vez se han alimentado
de vegetales.
En los animales comienza el proceso del movimiento
independiente, de la emoción, del instinto y de la actividad permanente; es
como si la vida que se encontraba relativamente estática en el vegetal,
pudiera despertar en un momento determinado, emocionarse, desear y tener
instintos, como objetivación del proceso evolutivo.
No pensemos que la materia tal como la conocemos hoy en
día constituyendo a los minerales, vegetales, animales y al hombre, se
originó al azar y que de la materia así formada, despertó la vida y
comenzó a evolucionar.
La vida es preexistente. Ella es quien
anima las formas para que éstas evolucionen; mientras que los cuerpos son
moldes o arquetipos cósmicos hechos por la Inteligencia Universal.
Los arquetipos que van modelando la materia, son los
Espíritus Virginales, Mónadas o chispas divinas, que han tenido la
capacidad de ir atraer de la Naturaleza los elementos necesarios para su
desarrollo y evolución.
Primero fue la vida y después la forma. La forma no
es preexistente a la vida como lo afirma la ciencia; la materia per se
no es la responsable de que hoy tengamos un cuerpo denso. Es la Vida
interior, la Vida del Espíritu que gracias al proceso evolutivo, ha ido
atrayendo elementos que han podido organizarse y coordinarse lentamente,
modelando la materia hasta lograr la forma que conocemos en la actualidad.
Los Rosacruces, evolucionistas por excelencia, saben que
la evolución jamás detiene. Observando objetivamente al parecer puede
haber estancamiento, pero ese ser que para nuestra razón parece estar
estancado, está aprendiendo alguna lección quizás subjetivamente a
través del dolor, del sufrimiento, etc., y de esa manera evolucionar.
En algunas enseñanzas de índole orientalista debido a
una inadecuada comprensión de estos temas, se dice equivocadamente que el
ser humano puede regresar a la evolución animal, vegetal o mineral si no se
porta bien o si no es discípulo de algún maestro. Eso sería
retrogradación, lo que no es posible para el Espíritu que siendo de
Naturaleza divina y habiendo alcanzado el nivel de consciencia que
actualmente tiene como humano, no puede ir atrás porque la evolución es
perfeccionamiento progresivo.
Al ser humano que parece rezagarse, la Ley
Cósmica de Evolución le ha de ayudar a trascender las limitaciones que
tiene, acelerando así su progreso.
La evolución es un cambio permanente que no podemos
negar, porque lo estamos viendo a cada momento. El ser humano cada día
aprende cosas nuevas, lo que demuestra que está evolucionando porque está
adquiriendo experiencia. Cada día aprendemos más, debido a la resistencia
que nos ofrece el mundo al proporcionarnos las lecciones que necesitamos
para crecer en el campo de la consciencia.
Los niños están creciendo, es decir, están
evolucionando en el desarrollo corporal. La humanidad como conjunto está
progresando en el campo de la civilización, adquiriendo permanentemente
nuevos conocimientos a través de las investigaciones científicas.
Justamente todo ese crecimiento, todo ese cambio que vamos teniendo, es
evolución.
La evolución es una ley absolutamente natural; por eso
observamos al hombre luchando quizás desesperadamente, por la búsqueda del
conocimiento. En ese deseo de conocer, estamos constantemente preguntando a
los demás, ¿qué hay de nuevo?. Permanentemente estamos inquiriendo de los
otros qué saben, qué conocen, qué pueden decirnos; es el deseo que tiene
el alma de conocerlo todo y realmente ese es el deber que tenemos como
humanos.
Pero no es creyendo, porque la creencia impide que
nuestra consciencia pueda avanzar y perfeccionarse. Tenemos que llegar al
conocimiento a través de la experimentación, de la observación, de la
atención, de la percepción y de la interiorización, porque de esta
manera, podemos tomar contacto con energías muy sutiles, que desconocemos y
que suelen darnos con frecuencia, luminosas ideas que nos ayudan a mejorar
nuestra existencia.
CAUSALIDAD
La materia tan despreciable para muchos, es en los
actuales momentos de nuestro desarrollo lo más importante, porque gracias a
la resistencia que nos ofrece, pueden nuestros sentidos adquirir la
información que nos permite evolucionar.
Algunas escuelas filosóficas orientales enseñan que la
materia no tiene importancia; que lo único importante es el aspecto sutil
de la existencia, llegando incluso a olvidarse de la trascendencia de
nuestro cuerpo como instrumento divino para la adquisición de experiencia.
Esta es la razón de por qué se observan en el Oriente personas que se
someten a ayuno riguroso y mortifican el cuerpo como lo hacen muchos faquires.
Así mismo, en la tradición religiosa occidental, los
monjes y monjas se inflingían castigos, pensando que esto era grato a los
ojos de Dios y que de este modo se elevarían a los mundos del Espíritu.
No alcanzamos a imaginar la trascendencia de nuestro
cuerpo; es por eso que muchos suelen abandonarlo a su destino, abusando de
él, maltratándolo y descuidándolo. Abusamos de él al excedernos en la
alimentación, en el trabajo o con los placeres carnales y a través del
licor, las drogas, el cigarrillo, etc.
El cuerpo es el templo de la Divinidad, como bien lo
expresara san Pablo: "¿No sabéis que sois templos de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros?". El cuerpo es el hogar en donde la
chispa divina, el Espíritu, tiene su residencia y su centro de acción.
El Espíritu es nuestro centro de consciencia,
lo que nos permite emocionarnos, pensar, discernir, amar, sentir, etc. El es
de origen Cósmico; es una parte de la Vida Universal o Alma del Mundo
evolucionante, que nos permite obtener las experiencias que la evolución
nos ofrece.
Debemos cuidar el cuerpo templo del Espíritu, y
dependiendo de cómo lo hayamos cuidado en la juventud y estado adulto,
sabremos cómo será la salud que tendremos en los últimos años de nuestra
encarnación.
Si hemos de vivir en el cuerpo durante 70, 80, 90 años,
¿por qué no cuidarlo desde un principio para que cuando lleguemos a ser
personas maduras y ancianas, podamos tener una mejor salud y sufrir menos
dentro de ese cuerpo que muchas veces suele ser una cárcel para el
Espíritu?
Debiéramos meditar en la importancia incalculable que
nos ofrece el cuerpo para que el Espíritu pueda evolucionar, creciendo en
consciencia y en amor.
Como somos parte de la Divinidad, del Espíritu Universal
y nuestra esencia es divina, tenemos latentes todas las facultades o
cualidades de Dios. Esas cualidades pueden irse desarrollando y eso es lo
que enseña la escuela iniciática Rosacruz.
En el ser humano se encuentra la maestría en el arte, la
arquitectura, la escultura, la genialidad en la ciencia y la investigación,
el virtuosismo en la música, etc. Pero esas grandes capacidades que se
encuentran latentes, no han entrado en actividad debido a la incapacidad que
hemos tenido para desarrollarlas, porque nadie nos ha hablado de ellas y
porque quizás no hemos meditado en el asunto.
Al ser humano se le enseña muy poco cómo mejorar su
vida. Piensa que únicamente los que tienen derecho a la felicidad, a la
salud, a la prosperidad, al éxito material y espiritual, al desarrollo de
la consciencia, a ser sabios, a ser inteligentes, son unos pocos, a los
cuales la Divinidad caprichosamente los puso en situaciones favorables,
dotándolos de un cuerpo bello, sano y perfecto, con una inteligencia
superior, y proporcionándoles un medio ambiente económico privilegiado
para que pudieran satisfacer sus necesidades y deseos.
No es que haya una Divinidad injusta que a unos les de
salud, belleza y felicidad y a otros los tenga miserables, enfermos, tristes
e inconscientes, porque siendo nosotros los artífices de nuestro destino,
tenemos lo que nos merecemos, y si alguien dice que existe la
predestinación o la fatalidad, es un inconsciente, porque definitivamente
no es así.
Decía el Sr. Jesús: "¿qué hacéis con decir
Señor, Señor, si en cambio no hacéis lo que yo os digo?" El vino a
enseñar cómo lograr obtener lo que queramos. Cuando él decía:
"pedid y se os dará, tocad y se os abrirá", se refería a que
debemos pedir conocimiento, bondad y sabiduría.
No nos debemos volver unos pedigüeños pensando que Dios
nos va a dar todo lo que le pidamos, simulando fe. Si eso fuera así, nadie
sufriría ningún tipo de privaciones y la gente no se la pasaría pidiendo:
—"Mi Dios, dame plata", pero mi Dios
por supuesto no le da plata. Pero si trabaja y ahorra la consigue.
—"Ay, mi Dios, dame salud". Cuide el
organismo y conseguirá salud.
Los milagros no son más que el movimiento de las
energías internas a través de la imaginación y de la voluntad entrenadas.
Nunca debemos pedir, sino imaginar. El que pide sigue pidiendo y se queda
pidiendo; el que imagina mueve energías y obtiene lo que quiere.
Cuando alguien decide ir a tal parte "porque allá
hacen milagros", esa persona por el sólo hecho de esforzarse en ir
allá y tener la convicción, la confianza de que se va a obtener el
resultado apetecido, mueve sus propias energías internas y puede llegar
a obtener el resultado deseado. Es la fuerza interna de cada quien la
que le ha sanado, como decía el Señor Jesús, al expresar que "la fe
mueve montañas".
Fe es la confianza que debemos tener en nuestro
interno ser, que es quien logra los milagros, y no personas externas, porque
nuestro ser interno tiene la misma esencia de Dios.
No es pedir, es luchar por obtener lo que necesitamos e
imaginar que lo vamos a lograr. Pero pedir ... Cualquiera puede observar que
a las iglesias van miles de personas que no fallan todos los días o cada
semana, pidiendo milagros. Y pasan veinte, treinta o más años, hasta que
fallecen y el milagro jamás les llegó; pero si se hubieran esforzado por
lograrlo, seguramente lo habrían obtenido.
Lo que pasa es que somos inconscientes, fanáticos,
creyentes y con la consciencia totalmente endurecida por los dogmas,
pensando que Dios va a hacer lo que le decimos, bien sea porque se le pide o
porque se le ora para que eso ocurra ofreciendo a cambio una promesa.
Escuchamos decir: "Que Dios lo acompañe, que Dios
se lo pague, que Dios lo bendiga", creyendo que si no se expresan esas
palabras, a la persona le va a ir mal porque no han invocado a Dios para que
haga lo que ellos desean.
¿Podemos imaginar a un dios pendiente de estas
súplicas, que si no le dicen lo que debe hacer, no lo hace, como si fuera
un chiquillo irresponsable?
Es la inconsciencia que solemos tener, pensando que Dios
—la Consciencia Cósmica— es un ser que oye sólo a las personas de
determinadas religiones, grupos, sectas, etc. Si Dios es la Omnisciencia del
Universo, ¿cómo podemos pensar que El no sabe nuestras necesidades,
urgencias y deseos más íntimos? El lo sabe, pero no puede inmiscuirse en
nuestras cosas porque nos dio el libre albedrío para que a través
este, actuando bien, mal o regular, dependiendo de nuestros actos, seamos
los artífices de nuestro destino y obtengamos lo que nos merecemos.
El no interviene en nuestros asuntos; si así lo hiciera,
sería el ser más injusto, premiando a algunos porque pertenecen a una u
otra religión o porque le piden en grupos de oración, y castigando a los
salvajes, los aborígenes, a los que pertenecen a otras religiones o a los
que no quieren creer en El, teniendo que sufrir, sin poder tener las cosas
que necesitan porque no han sabido de Dios, porque no creen en El o porque
no se lo han pedido. Son los dogmas con los que se ha venido manipulando la
conciencia de la humanidad.
El Sr. Jesús enseñó la Ley de Causalidad al decir:
"con la vara que midiéreis seréis medido"; "no hagas a otro
lo que no quieras que hagan contigo". Platón habló de esta Ley
diciendo, "haz a otro lo quieras para ti".
Buda refiriéndose a la Ley de Causa y Efecto (karma),
dijo: "el efecto sigue a la causa como la sombra sigue al cuerpo";
"el efecto sigue a la causa como la rueda del coche sigue al caballo
que la tira".
En Egipto, Hermes Trimegisto habló de esta Ley diciendo:
"con la fuerza que el péndulo se dirige hacia la derecha, con esa
misma fuerza se regresa hacia la izquierda". Es la ley de acción y
reacción como diría la ciencia. ¡Claro!, con la misma fuerza con la que
yo presiono un resorte, con esa misma fuerza el resorte ha de saltar
nuevamente. Es decir, lo que yo hago, lo voy a recibir inexorablemente.
Si me esfuerzo por estudiar para un examen, lo que puedo
esperar, es sacar buena nota. Si me esfuerzo en tratar con cariño a los
demás, lo mínimo que puede suceder es que los demás me traten con
deferencia, con altura, con ese calor ideal que yo trato de entregar. Si me
esfuerzo día tras día por aprender algo nuevo, lo más lógico es que poco
a poco vaya adquiriendo conocimiento y que ese conocimiento vaya
convirtiéndose en sabiduría.
La palabra karma tan mal entendida, creyendo que es todo
lo malo que nos pasa, es una palabra sánscrita que significa acción; por
eso toda actividad es karma. Si yo me esfuerzo en ir hacia algún sitio, el
karma es que yo llegue allá.
—"Que me están dando palo, ¿eso es karma?"
Posiblemente lo sea, pero es la secuencia de actos realizados en ésta o en
otras encarnaciones.
—"Que me gané una platica, ¿eso es karma?"
—Si, karma positivo, que suelen llamar de una manera
inadecuada dharma, mientras que todo lo malo lo quieren llamar karma. Es una
mala interpretación de términos sánscritos. Por eso es mejor hablar de
karma positivo y de karma negativo.
¿Cómo saber si estamos generando karma negativo?
Nuestra propia consciencia nos lo dirá: Si miento, si robo, si abuso de mi
organismo, si hago actos innobles, estaré generando karma negativo; pero si
cumplo con mis deberes, con mi familia, con mis hijos, cuidando de mi cuerpo
y procurando mejorar en todos los campos, estoy generando karma positivo.
¿Y cómo nos damos cuenta si estamos cancelando karma?
Permanentemente lo estamos cancelando; lo sabemos, porque se manifiesta en
lo negativo, como enfermedades y problemas de toda clase, y en lo positivo,
como alegría, salud y progreso.
Por eso cada uno es arquitecto de su propio destino; todo
lo que tenemos nos lo hemos merecido, para aprender las lecciones que la
vida nos ofrece y así perfeccionarnos.
Karma no es que llegue una persona y mate a otra; es que
esa persona abusando de su libre albedrío, en un estado de emocionalidad,
de barbarie y de inconsciencia, le quitó la posibilidad de la vida física
a otro. Ese no era el karma de la víctima. ¿Que se ganó un karma negativo
el agresor? Sí, ¿y ese karma cómo lo va a cancelar? Analicemos la
situación: Si por ejemplo el agredido tenía treinta años al momento de
fallecer, con un futuro promisorio, exitoso, con esposa, madre, padre,
hijos, deja una cantidad de gente sufriendo. La persona que cometió ese
improperio (el agresor), en una futura encarnación, cuando esté en
condiciones análogas a las que tenía la víctima, fallecerá violentamente
por ley kármica inexorable, en lo que aparentemente será un accidente.
No es que otro le vaya a matar. Por ejemplo a la persona
de pronto le da por subirse a un columpio, se cae y se desnuca o tiene un accidente
automovilístico, justamente a los treinta años, estando felizmente casado,
con hijos, con una madre y un padre que lo adoran y con un futuro
promisorio. Los accidentes no existen. El azar y la casualidad no existen;
lo que sí existe es la Causalidad.
En estos momentos cuando se habla tanto de astrología,
se están enseñando cosas muy valiosas, pero les está faltando un
fundamento muy importante, que es enseñarle a la humanidad que existen
leyes cósmicas invariables: las Leyes de Evolución, Causalidad
(Karma como dicen los orientales) y Renacimiento o Reencarnación,
así como la sub-ley llamada Epigénesis.
Debido a la falta de información adecuada, las personas
aficionadas a la astrología, piensan que porque su horóscopo muestra la tendencia
a ser un inconsciente, un irresponsable y un vago, entonces su vida tiene
que ser así porque eso le han marcado las estrellas.
Esto se debe a que los llamados astrólogos de esta
ciencia maravillosa —por lo espiritual— no le han enseñado al mundo,
que existen caminos para trascender esas tendencias que se traen al
nacer, porque las estrellas inclinan pero no obligan.
La predestinación no existe. Sin embargo hay una
serie de sucesos que deben de presentarse en determinados momentos de
nuestra encarnación, pero son solamente los hechos principales que son
ineludibles, dependiendo de cuáles son las cuentas que hemos generado en el
pasado.
Hay determinadas deudas kármicas que solamente se pueden
pagar en el momento preciso y no antes; por ejemplo, si en otras
encarnaciones yo le he hecho daño a determinada persona, y esa persona
todavía no ha nacido, sino que va a nacer dentro de quince años y va a ser
adulta veinte años después, entonces, solamente en esa época podré
cancelar la deuda.
Las deudas grandes, graves, que se llaman karma maduro,
no se pueden adelantar ni aplazar. Por ejemplo, si una persona tiene que
fallecer violentamente a tal edad, eso tiene que ser en el momento y en el
sitio exactos, eso no se puede acelerar ni se puede retardar. En cambio, hay
una cantidad de deudas menores que las puedo cancelar en cualquier momento
de mi vida cósmica, bien sea en ésta o en otra encarnación, a través del
servicio desinteresado, de la bondad, del amor, de la armonía.
Podemos trascenderlas con inteligencia, con conocimiento,
con estética, con una vida espiritual. Si nos ayudamos inteligentemente,
nuestra vida tiene que cambiar; no tenemos por qué seguir sufriendo, ni por
qué ser unos fracasados, así como tampoco tenemos por qué ser unos
inconscientes, irresponsables e ignorantes.
Hay personas que creen que no pueden dejar el
aguardiente, la emocionalidad y los vicios, diciendo simplemente, —"es
que yo soy así". ¡No! Tenemos el poder de la voluntad que es
omnipotencia en el hombre y debemos cultivarlo como atributo del Espíritu.
Inicialmente debemos realizar actos sencillos, para canalizar nuestra fuerza
volitiva, hasta que esos pequeños actos se conviertan en grandes actos y
nuestra fuerza de voluntad sea superior.
Muchos se quejan de todo lo que sufren, diciendo:
"por qué sufro tanto, por qué, si yo jamás le he hecho daño a
nadie, si lo único que he hecho es servirle a la gente". Es la Ley
cósmica del Karma que se manifiesta. Ahora quizás sea una persona buena,
pero trae de otras vidas una carga tan pesada, que le está generando toda
esa cantidad de sufrimiento y debido a ese dolor, la persona se ha ablandado
y ya no es mala; quiere ser buena.
Muchos se preguntarán:
—¿Para qué nos hizo Dios y nos mandó a este valle de
lágrimas?
Para finalmente ser otra vez perfectos. Esa es la
finalidad de la eterna Ley, de la única Ley: el perfeccionamiento sucesivo
y eterno.
¿Y para qué queremos perfeccionarnos? Para ayudar y
guiar a los que vienen atrás de nosotros, para que el creador, el Logos —del
cual dependemos— continúe también su derrotero evolutivo y llegado el
momento, convertirnos también en creadores, en Logos, que emanen de sí
chispas divinas evolucionantes.
El Logos, (palabra griega que se refiere al Creador),
emanó parte de su vida, las Mónadas, como chispas de la gran llama o como
gotas del océano de la Vida Cósmica. Como tenemos la misma esencia del
Creador, la chispa puede llegar a ser una llama como el fuego original, y
así como una gota del mar tiene los mismos elementos químicos del océano.
Así es nuestro Espíritu, nuestro interno ser; es perfecto, tiene todos los
poderes de la Divinidad, pero los vehículos o cuerpos que utiliza para
manifestar esos poderes son todavía muy deficientes.
Nuestro Espíritu está perfeccionando los
vehículos que le sirven para adquirir mayores capacidades a través
de la evolución, hasta llegar a convertirse en Creador, como el Logos del
cual fue emanado.
Aquellos que han logrado perfeccionar sus vehículos,
han mostrado grados superiores de evolución, aunque no la perfección
total.
El Sr. Jesús había llegado a refinar tanto su vitalidad
(su cuerpo vital), que él podía con su energía sanar instantáneamente a
quien se lo pidiera, incluso sin siquiera pedírselo, como la mujer enferma
que se le acercó mientras decía: "con que yo solamente toque la punta
de su manto, quedaré curada". Era tanta la fe (palabra del latín fides
que significa confianza, porque fe no es creencia) que tenía al pensar que
con sólo tocar la punta del manto del Sr. Jesús se iba a curar, que al
acercarse a él logró formar un canal de energía por el cual salió la
fuerza tremenda de su vida crística, quedando sanada instantáneamente. El
Maestro en ese momento dice: "¿quién ha tocado mi vestido?" Si
lo estaba empujando una multitud, cómo iba a decir, "¿quién tocó mi
vestido ?" Se refería era a quién había tenido tanta confianza en
que podía sanarle con el sólo hecho de desearlo tan fervientemente que al
acercarse a su aura canalizó su energía de esa manera.
REENCARNACION
La Mónada, la chispa divina, es la esencia misma de Dios
en nosotros que no está activa aún; se encuentra latente; ella pende sobre
la cabeza de cada uno de nosotros, pero todavía no hemos tomado contacto
con ella. El día que por evolución lleguemos a tal grado de
perfeccionamiento como llegó el Sr. Jesús y tomemos contacto con ella,
podremos exclamar también: "Yo y mi Padre somos uno". "Mi
Padre", es la Mónada. El no se refería a una inteligencia
extracósmica, sino a su Mónada, por eso él decía, "mi Padre y
vuestro Padre", "tu Padre y mi Padre".
Para poder explicar la Ley de Evolución, tenemos que
analizar otra ley, que se llama la Ley de Reencarnación o Ley del
Renacimiento. La palabra adecuada es reincorporación, porque no es
únicamente carne lo que nuestro Espíritu toma al momento de renacer. El
Espíritu se envuelve en una serie de vehículos o niveles de energía y de
consciencia, los cuales en su actividad, hacen del ser humano lo que es.
Esos vehículos o cuerpos son:
—Consciencia o Espíritu divino.
—Sensibilidad o vehículo Crístico.
—Imaginación creadora o mente abstracta.
—Mente concreta o vehículo de la razón.
—Cuerpo de deseo o vehículo de las emociones.
—Cuerpo vital.
—Cuerpo denso.
La ciencia médica habla de la dualidad mente cuerpo;
pero somos mucho más que eso. Tenemos un cuerpo denso, interpenetrado por
el cuerpo vital, que es el responsable de nuestra salud. El cuerpo o
vehículo vital, forma parte de la vitalidad Universal que recibimos del sol
directamente cuando estamos bajo sus rayos, e indirectamente a través de
los alimentos, del agua y de la respiración, porque la atmósfera luego de
saturarse de la vitalidad solar, la entrega a todo ser viviente e incluso a
la materia aunque en menor proporción.
Además de tener un cuerpo físico y vitalidad, tenemos
también emociones, que tienen que ver con nuestro cuerpo emocional, un
cuerpo totalmente independiente en relación con el cuerpo físico, la mente
o el Espíritu. Cuando la emoción domina a una persona en un momento
determinado, la impulsa con la fuerza del deseo, hacia la satisfacción del
hambre o del instinto o bien, a llenarse de ira y pelearse con otros. Son
simplemente fuerzas, energías tremendas que actúan en nosotros y que al no
conocerlas, no las sabemos manejar adecuadamente.
Otro cuerpo o vehículo que tenemos es la mente. Ella nos
permite aprender, pensar y discernir, pero la mente puede ser dirigida y la
dirección que le demos, depende del conocimiento aplicado. Quien tenga el
conocimiento de las leyes que rigen la vida y la evolución, podrá utilizar
su mente, como un aparato a través del cual su Espíritu, desarrolla
pensamientos superiores y dirige mejor su vida.
Además de la mente o cuerpo mental, el Espíritu se
manifiesta a través de imágenes, (mediante el cuerpo imaginal o mente
abstracta), de los sentimientos (a través del vehículo Crístico) y
mediante actos de consciencia (gracias a la acción del Ego o vehículo de
la consciencia).
Las imágenes resultado de la mente abstracta, son
poderosas herramientas que nos permiten ver en nuestro interno ser aquello
que aún no hemos visto físicamente. Es el poder de la imagen. Todo el que
aprenda a utilizar adecuadamente ésta cualidad, puede convertirse en un
mago, porque el que imagina, puede sanar a los demás, obtener beneficios
económicos y tener éxito material en cualquiera de sus actividades.
Para comprender mejor lo que es la imaginación,
analicemos al artista, al arquitecto, al ingeniero, al inventor; estas
personas utilizan la imaginación formando un cuadro interior en el cual
observan aquello que quieren plasmar, que quieren realizar, que quieren
obtener. A través de ese cuadro interior, canalizando esa energía, logran
mostrarle al mundo la pintura, la escultura, la arquitectura, los inventos
(que son un nuevo descubrimiento), etc.
¿Por qué aparentemente sólo algunos tienen esas
capacidades? Porque no nos hemos entrenado, porque nadie nos han enseñado a
imaginar, sólo nos han enseñado a pensar. La manera de diferenciar lo que
es la mente, de la imaginación, es que quien imagina, ve, mientras
que quien piensa compara. El que imagina es inteligente, en cambio,
el que piensa solamente es un intelectual y como intelectual puede ser muy
brillante, pero esa brillantez del intelecto, rápidamente es opacada ante
aquél que realmente sabe imaginar.
La sensibilidad es otro vehículo o cuerpo que nuestro
Espíritu utiliza para relacionarse con los demás; todo lo que afecta
nuestro sentir tiene la posibilidad —como experiencia— de convertirse en
consciencia.
Las cosas que más nos duelen, física o moralmente, son
aquellas que no olvidamos. No se olvida el dolor que produjo un accidente o
una lesión física, porque se laceró de alguna manera la sensibilidad,
aunque solamente fuera en la parte fisiológica, pero la consciencia,
aprendió de ese dolor que afectó la sensibilidad.
Cuando es un dolor moral, cuando se ha lacerado nuestro
sensorium, nuestra interna sensibilidad, bien sea por un desaire, por un
maltrato en el campo anímico, intelectual o emocional, tampoco lo olvidamos
y nuestro Ego aprende.
En cambio, todo lo que fugazmente llega a nuestra mente,
es evanescente, se va; prueba de ello, es que esa gran cantidad de
información que aprendimos en el colegio y en la Universidad, no se
encuentra hoy en día en nuestra mente racional. Nuestro ser interno,
nuestro Ego —el centro de consciencia— no olvida jamás, guarda esa
información aunque sea en la esfera subconsciente o mejor diríamos
endoconsciente, porque es una consciencia interna.
La mente es evanescente; en ella los conocimientos que no
utilizamos frecuentemente se olvidan, debido a que sirve solamente para
utilizar la lógica y para comparar las cosas que vamos aprendiendo con
otras ya conocidas; mientras que el que imagina y siente, jamás olvida,
porque se está elevando a las regiones del Espíritu, en donde la
consciencia tiene su morada.
Cuando aprendemos algo imaginando primero, es decir,
visualizando lo que queremos saber y a través de la sensibilidad llegamos a
intuir todos los mecanismos relacionados con aquello, lo así aprendido
permanece. Este mecanismo psicoanímico proporciona sabiduría, porque
saber, es sentir la vida interior, dirigiendo la vida interna a través de
la imaginación y de la sensibilidad.
Los sabios, es decir, los seres que han sentido su vida
interior y se han dedicado a amar y servir al mundo, han sido muy pocos.
Entre los que han descollado en la historia, están: Jesús, Platón, Buda,
Hermes, Pitágoras, Rama, Krishna, que fueron prohombres de la humanidad,
porque se elevaron por encima de la mente y de la emoción, viviendo en el
mundo de la imaginación y de la sensibilidad, en divina comunión con la
consciencia.
La consciencia es la razón de ser del conocimiento; es
conocer las cosas per sé en un momento determinado.
Mientras la Consciencia Absoluta se refiere al Hacedor de
todo el Universo, a Lo Absoluto, a la Consciencia total, la consciencia
relativa es la consciencia de la evolución del ser humano como tal en su momentum
de evolución.
Para nosotros la consciencia total o absoluta es
imposible de obtener, más no así, la consciencia relativa.
Vivimos en el mundo de la emoción y de la mente; prueba
de ello es que nos enojamos por cualquier bagatela y estamos pensando
siempre en tonterías, no imaginamos cosas superiores, ni nos esforzamos por
superarnos en algún campo del humano existir. Es por eso que nuestra vida
es trivial, intrascendente.
Aquellos que desde niños muestran la grandeza, la
trascendencia de un ser que se ha esforzado por trabajar en un sendero
especial, decimos que son genios; niños que desde muy corta edad conocen
alta matemática, alta física, alta química, que son directores de
orquesta, ejecutando prácticamente cualquier instrumento musical con la
mayor maestría, sin que nadie les haya enseñado todas las cosas que saben.
En países desarrollados, niños, de 5 y 6 años, son
profesores a nivel de P.H.D., es decir, de doctorado en las Universidades. A
esos niños ¿quién les enseñó tantas cosas? ¿Capricho de Dios que hizo
que ellos trajeran tal capacidad y conocimiento y los demás fuéramos unos
ignorantes? No. Son las eternas Leyes de Evolución y de Causalidad,
expresándose a través del Renacimiento o Reencarnación. El renacimiento
es lo único que puede explicar el por qué de las diferencias humanas, el
por qué cada ser tiene exactamente lo que se merece.
El divino rabí de Galilea, fue un Adepto que vino a
entregarle al mundo el conocimiento Rosacruz. El no había logrado el
perfeccionamiento total, por eso dijo: "cosas que yo hago haréis
vosotros y cosas más grandes haréis". Es decir, prometió como sabio
que era, que nosotros habremos de alcanzar su talla espiritual y mucho más.
El no podía mentirle a la humanidad y tampoco podía dejar que la humanidad
estuviera en errores, porque era un instructor.
Cuando le preguntó a sus discípulos, ¿quién creéis
que soy yo? Una pregunta aparentemente obvia, respondieron: "creemos
que eres Elías o Juan el Bautista o algún otro profeta que ha
regresado".
Si Elías había fallecido largo tiempo atrás, ¿cómo
iba a regresar si no fuera a través de la reencarnación?. Si eso no fuera
posible, él lo habría aclarado. Al aceptarlo implicaba que ellos podían
estar en lo cierto con respecto de la reencarnación.
El Sr. Jesús, enseñando la doctrina de la
reencarnación dijo a sus discípulos: "Elías vino, pero hicieron con
él lo que quisieron y le cortaron la cabeza", y dice el texto bíblico
que sus discípulos entendieron que estaba hablando de Juan el Bautista. De
manera que él estaba enseñando la Ley de la Reencarnación.
Cuando se acercaron a un ciego de nacimiento y le
preguntaron a Jesús, "¿quien pecó, éste o sus padres"? El
respondió: "ni este ni sus padres, más para que la gloria de Dios se
manifieste en él". No era el cuerpo que tenía el ciego en ese
momento; era el Ego de ese ser que a través de su nacimiento como un ciego,
permitía que la Ley divina de Causa y Efecto pudiera manifestarse en él.
Esa es la Ley maravillosa de la Evolución
manifestándose a través de la reencarnación y de la Ley de Causa y
Efecto. Ya conocemos entonces el por qué de las diferencias humanas y el
por qué del sufrimiento. Si día tras día nuestras imágenes son
negativas, morbosas, pesimistas y vivimos llenos de ira, odio, celos,
pasiones, incertidumbre, eso será lo que cosechemos. Desafortunadamente es
en ese aspecto en el que se desenvuelve el común de la humanidad; no
podemos decir que todos, porque cada ser es un mundo. Pero, si vivimos en el
mundo de la emoción y de la mente racional, si estamos constantemente
peleando con nosotros mismos y con los demás, lo único que podemos
cosechar es tristeza y dolor.
Aquellos de rostro luminoso, radiante, que siempre están
alegres, felices, es porque ese es su mundo interior. Cada cual muestra
únicamente lo que lleva dentro. Por eso hay un dicho popular que dice:
"la procesión va por dentro". Lo que debemos llevar internamente
debe ser espiritualidad y alegría, sin importar los problemas que tengamos;
ya sabemos que los problemas son el resultado de nuestro errado modo de
pensar, de vivir, de actuar, de hablar, de sentir.
Si me entusiasmo por mejorar mi salud y para ello madrugo
todos los días a hacer ejercicio, estoy utilizando mi fuerza emocional de
una manera constructiva para lograrlo.
Si utilizo la fuerza de la emoción y del deseo,
emocionándome y apasionándome intensamente por el estudio de la
matemática por ejemplo o de la filosofía o de cualquier rama del saber,
estaré utilizando adecuadamente mis energías y obviamente eso me
impulsará con una fuerza tremenda a estudiar, a comprender, a conocer, a
saber.
Pero si únicamente me estoy emocionando y llenando de
pasiones por satisfacer el instinto, la lujuria, por insultar a todos los
que se atraviesan en mi camino, por estar deprimido, por estar aburrido,
¿qué puedo esperar? Exactamente el mismo estado interior. Esa la razón de
que muchas personas vivan deprimidas y aburridas, sin encontrarle sentido a
la existencia.
Hay quienes sufren disloque de su psique. Cuando se habla
de disloque en psicología, se hace referencia a la locura. Esos disloques
son rupturas entre nuestros diferentes vehículos y pueden ocurrir entre los
cuerpos físico y vital, produciéndose la idiotez, bien sea congénita o
adquirida. La idiotez se puede adquirir por accidente, por la masturbación
exagerada o por el abuso de las drogas psicoactivas.
Cuando el disloque sucede entre los cuerpos vital y
emocional, ocurre la locura no furiosa, mientras que la locura furiosa,
violenta, ocurre por disloque entre los cuerpos emocional y mental.
Las enfermedades mentales no existen; los disloques que
ocurren se deben a nuestras imágenes, emociones y pensamientos negativos.
El Ego no se enloquece; él es perfecto, pero los vehículos que le sirven
de expresión apenas están en evolución y distan mucho de ser herramientas
completamente útiles para el Espíritu.
Hay personas que todos los días dicen:
—"Estoy aburrido, no le encuentran la razón a la
vida".
—¡Qué valle de lágrimas tan tremendo!
Estas personas están generando un destino funesto; el
día de mañana en esta o en futuras encarnaciones, se les verá llorar y
llorar permanentemente, y habrá un desequilibrio en su ser psíquico y
moral. Entonces tendremos todas las psicopatologías que la medicina y la
psiquiatría tratan de curar inútilmente. La persona está aprendiendo una
lección; está cosechando lo que sembró y hasta tanto esa persona no se
esfuerce por cultivar voluntaria y conscientemente la alegría, por buscarle
una razón a la vida sembrando un ideal, no podrá salir de ese estado
negativo en el cual se encuentra.
Todas las alteraciones del ser anímico dependen de la
forma errónea en que vivimos. Si esa es la razón de la dicha o de la
tristeza, ¿por qué no cambiamos? Que nuestros pensamientos sean veraces,
alegres y optimistas; que nuestras imágenes estén llenas de belleza, de
salud, de progreso y de perfeccionamiento; que nuestras emociones sean
puras, sanas, que nos emocionemos por lograr un ideal y no tengamos
emociones negativas, personalistas, destructoras de la armonía interior.
Evolución, Causalidad y Renacimiento, son la razón de
ser de todas las actividades del diario vivir.
EPIGÉNESIS
Esta palabra viene de epi, sobre y génesis, generar,
construir. Eso significa que podemos construir un mundo superior, teniendo
como base el que tenemos. Si quiero construir una casa, primero coloco los
cimientos y luego la edifico; si quiero por ejemplo entender la matemática,
tengo que comenzar con textos elementales de aritmética y hacer los
ejercicios, hasta que los comprenda, para luego profundizar más.
Si no sé absolutamente nada de pulsar un instrumento
musical y quiero ser músico, debo coger el instrumento musical, tratar de
buscar quien me explique los mecanismos de ejecución del mismo y esforzarme
día tras día por ejecutarlo. Si me esfuerzo intensamente, es inexorable
que llegaré a tocar el instrumento con más o menos destreza y si sigo
esforzándome, más y más, lo mínimo que puedo esperar es que en alguna
futura encarnación llegue a ser un virtuoso en ese campo.
La Epigénesis nos permite llegar a obtener lo que
queramos en cualquier campo del humano existir, si nos esforzamos
diligentemente en ese camino. Pero para lograrlo tenemos primero que obtener
el conocimiento, investigando, meditando, aprendiendo y trabajando
internamente.
Por eso, debemos estudiar y analizar la vida; no creer,
sino meditar y a través de la meditación, obtener sabiduría.
Newton logró el conocimiento de la física;
posteriormente reencarnando como Einstein, logró convertirse en el más
avanzado de los cerebros pensantes del planeta en el campo de la matemática
y de la física. El había encontrado el conocimiento en la escuela de los
Rosacruces, asi como Mozart, Haydn, Beethoven y Wagner, abrevaron también
su conocimiento en el campo esotérico.
Estas son las enseñanzas que han practicado centenares
de personas, quizás miles, a lo largo de la historia de la humanidad. Si
estas personas que han derivado el conocimiento de los esoteristas de todos
los tiempos han llegado a inmensas alturas en el campo moral, científico,
artístico, filosófico y espiritual, ¿por qué no podemos hacerlo
nosotros, si son las mismas enseñanzas que ellos siguieron?
Lo que determine nuestra conducta, no deben ser los
dogmas que cristalizan nuestra consciencia, ni la creencia pasiva de lo que
nos digan los demás. Depende únicamente de nosotros el objetivar los
hechos, analizarlos adecuadamente, verificarlos en nuestras vidas, buscar el
pro y el contra de las cosas, para llegar a conclusiones adecuadas y seguir
el derrotero que nos hemos marcado.
CAUSALIDAD
Es inútil eludir el karma,
las leyes de la vida contrariar;
olvidas que en lo interno de tu alma,
podrías a tu Ego defraudar?
No destruyas el ritmo de la vida,
la estada en este plano es pasajera;
si tu voz interna no es sincera,
no tendrías acaso otra caída?
Ya bastantes dolores no ha tenido
esa chispa divina que es tu Ego;
esa chispa divina que ha sentido
por eones, el amor de un ilímite Universo?
¡Despierta! ¡Dios Hombre!
¡No dejes que los tiempos sean perdidos!
¡Despierta! ¡prohombre!
Ya sabes que en Ti existe un ¡hombre-Dios!
Zerión
Conferencias públicas:
Lunes, Martes, Miércoles 7:00 P.M.
Sábados 9:30A.M.
Calle 24A Norte # 8-22 Cali
EVOLUCIONAR
Evolucionar es adquirir consciencia;
evolucionar es educir amor,
evolucionar es sentir la esencia
de una vida sin temor.
Reencarnar es ley de vida;
reencarnar es ley de amor,
reencarnar es sanar la herida
de muchas vidas en error.
No es karma el sufrimiento,
ni es karma el dolor;
tampoco es karma la alegría
pero es el resultado de la acción.
La epigénesis nos hace creadores,
ella nos ayuda a mejorar;
a caminar conscientemente,
en la vida, sin maldad.
Zerión
ADQUIERA EL HABITO DE LEER, ILUSTRARSE ES PROGRESAR
LIBROS QUE LE GUÍAN EN EL CAMINO
CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS Max Heindel.
RECOLECCIONES DE UN MISTICO Max Heindel.
ENSEÑANZAS DE UN INICIADO Max Heindel.
MISTERIOS DE LAS GRANDES OPERAS Max Heindel.
EL VELO DEL DESTINO Max Heindel.
TEMAS ROSACRUCES (tomos 1 y 2) Max Heindel.
FILOSOFIA ROSACRUZ EN PREGUNTAS
Y RESPUESTAS Max Heindel.
LA DOCTRINA SECRETA H. P. Blavatsky.
ISIS SIN VELO. H. P. Blavatsky.
LOGO-SOPHIA. Israel Rojas R.
EL SENTIDO IDEAL DE LA VIDA. Israel Rojas R.
EL SECRETO DE LA SALUD Y LA
CLAVE DE LA JUVENTUD. Israel Rojas R.
CÚRESE COMIENDO Y BEBIENDO Israel Rojas R.
VIVA SANO Israel Rojas R.
EL ENIGMA DEL HOMBRE. Israel Rojas R.
EL ESPIRITU DE LOS POR NACER. Dos laborantes.
LA SABIDURÍA ANTIGUA Annie Besant.
EL HOMBRE C.W. Leadbeater y A. Besant.
EN ARMONÍA CON EL INFINITO R.W. Trine.
Servicio de Biblioteca Esotérica
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"No es la felicidad ni el sufrimiento la razón de
ser de nuestro existir, sino la adquisición de consciencia; porque nuestro
destino y evolución está íntimamente ligado a las experiencias de la vida
y a nuestros pensamientos, palabras, emociones, y actos.
Zerión
Publicación de la
ORDEN ROSA CRUZ KABALISTA
Apartado Aéreo 2656
Santiago de Cali, Colombia
Este folleto se publica con cooperaciones voluntarias y
su distribución es gratuita.